Albert Guinovart. Foto: David Ruano |
B.C. ¿Qué aporta la interpretación a cargo de una banda (en este caso, la Banda Municipal) a la música compuesta para musicales? ¿Por qué es un repertorio tan popular para este tipo de formación?
A.G. En mi caso, debo decir que el concierto de piano es una obra pensada para esta ocasión. Es verdad que cojo temas del musical Mar i Cel, pero los desarrollo como obra de concierto en tres movimientos. En el primero se pueden sentir “Estàs sola” y “Cançó de Ferran”; en el segundo, “Per què he plorat?”; y en el tercero, el “Ària de la mare” y el “Himne dels pirates”. Para empezar, sentiremos un pequeño medley de mi musical Gaudí que estrenamos el Grec hace dos años. Supongo que la idea de hacer musicales en concierto con la Banda es porque aporta un público diferente, y son músicas donde esta formación se puede lucir mucho.
B.C. Cuando se tiene un éxito tan importante como Mar i Cel, ¿cómo se hace para afrontar la composición de las siguientes obras? ¿Las comparaciones son odiosas, como vulgarmente se dice, o más bien la buena reacción del público es una referencia para las creaciones posteriores?
A.G. Siempre intento superarme musicalmente en cada proyecto. Es verdad que a veces los éxitos populares son consecuencia de una suma de elementos. A veces, una música superior puede no tener la misma acogida por mil razones diferentes. Desde el éxito de Mar i Cel en 1988, no he dejado de estudiar ni de intentar madurar. Además, como pianista de repertorio que soy, con las obras que estudio e interpreto estoy siempre rodeado de los más grandes creadores. También me he dado cuenta de que es difícil encontrar el equilibrio entre lo que se espera de tus obras cuando te hacen un encargo y lo que crees que tienes que ofrecer para no repetirte. Si siempre hiciéramos la misma obra, no sería necesario hacer más; pero tampoco puedes defraudar las expectativas de quien te pide obras. Esta es una evolución interesante en cuanto a la creación.
B.C. El concierto del lunes en el Palau de la Música, ¿es también apto para amantes del musical y del teatro o es una propuesta más instrumental?A.G. Esta obra, La ciutat que parla, la ciutat que sona, fue un encargo del cuarteto de metales de la OBC para un concierto de cámara. Yo estaba haciendo la la Cantània Arion i el dofí con texto de David Nel·lo,, y le pedí que hiciera unos textos pensados para ser leídos antes de la interpretación de la música, creada por mí a partir de lo que me había inspirado la lectura del texto. La obra recoge un día a la ciudad de Barcelona mediante personajes de diferentes tipologías: por ejemplo, hay una niña que va a la escuela, un comercial de Mobile, un ecociclista, una señora de la parte alta, etc. Más tarde, el grupo BCN Brass Ensemble me pidió ampliar la formación y así, este lunes, interpretaremos la obra con ellos (diez músicos de metal, entre los mejores que podemos encontrar por aquí), con una versión más espectacular que tiene más piano y percusión. Pero es un concierto: salvo el texto recitado por Eduard Farelo, el resto es música.
B.C. Será inevitable, para quien vea el programa, relacionar los nombres de Eduard Farelo y Albert Guinovart con el gran éxito de Nissaga de poder. ¿Se pueden encontrar ecos de tu música para seriales a la música de La ciutat que parla, la ciutat que sona?
B. C. ¿Crees que persiste el tópico, sobre todo el público más aficionado a la música, de que los conciertos con obras de musicales y de cine están en una “segunda división” respecto al repertorio clásico?
A.G. Sí, es verdad. También es cierto que estas músicas no están pensadas para la sala de conciertos y muchas veces son aburridas. Por este motivo compuse el concierto de piano sobre temas de Mar i Cel, porque para oír las canciones es mejor ir a ver el musical. También prefiero hacer suites de mi música para audiovisual, pensándolas como obras de concierto. Pero es cierto que son conciertos normalmente con mucha afluencia de público (y muchos jóvenes).
B.C. ¿Por qué a la música clásica le cuesta hacer esta conexión con el público y, en cambio, sí lo consiguen los musicales?
A.G. Este tema es muy interesante, pero se puede caer con una simplificación que no refleje la compleja realidad. Quizás mucho público va a estos conciertos porque son fans de tal película o de tal musical, pero luego descubren que la música por sí sola les gusta mucho y que vivirla en directo, sintiendo el sonido que los músicos están produciendo en ese momento, les puede llegar a emocionar. Es una oportunidad que un tipo de público que nunca se acercaría a un auditorio pueda disfrutar de un concierto. Creo que son apuestas muy positivas, mientras no se deje de hacer repertorio de los grandes maestros.
B.C. ¿Nos puedes adelantar algunos de los proyectos en los que estás trabajando?
A.G. Sí; durante los próximos meses estaré entretenido. Ahora estamos totalmente inmersos en la creación del nuevo musical con Dagoll Dagom, Scaramouche. Es un musical de gran formato, que esperamos que guste a todos los públicos, con una historia muy atractiva en el contexto histórico de la Revolución Francesa y con un tono general de comedia y aventuras. También tengo un encargo que me da mucho respeto, que es un Réquiem para estrenar en 2017, así como una versión más grande de mi Te Deum. Esta Navidad volveremos a hacer Els Pastorets que escribimos con Jordi Galceran el Liceu, pero con alguna incorporación nueva. Y este verano grabaré mi segundo CD para Sony Internacional, esta vez con obras mías para piano. Y seguiré haciendo conciertos y tocando … Nunca se debe dejar de tocar…