Cámara

Isabel Villanueva: “Nunca hubiera imaginado todo lo que se puede llegar a hacer con la viola”

01-05-2017
Foto: Michal Novak
Entre los nombres de jóvenes solistas que, sin llegar a la treintena, están desarrollando ya una importante carrera, destaca Isabel Villanueva, una pamplonesa que llegó a la viola casi por casualidad, pero que pronto se propuso revolucionar el instrumento. De momento, lleva camino de conseguirlo. Como solista de viola, ha logrado éxitos dentro y fuera de España, en forma de premios y de conciertos en grandes salas, desde el Auditorio Nacional de Madrid a la Sala Grande de la Filarmónica de San Petersburgo.
 
Más allá de los reconocimientos, Isabel continúa con un inquebrantable compromiso con la difusión de la viola y la exploración de sus posibilidades artísticas. Su siguiente reto se desarrolla en el Auditori el domingo 30 de abril, junto al director Salvador Brotons y la Banda de Barcelona, para ofrecer un inédito concierto para viola y orquesta de viento.
Barcelona Clásica: ¿Cómo fueron tus inicios con la música?
Isabel Villanueva: Empecé con la guitarra a los cinco años y, por cosas del destino, a los nueve escuché por primera vez el sonido de la viola. Me enamoré del instrumento y me ilusionaron sus posibilidades, tanto que, hacia los 13 o 14 años, yo ya tenía claro que quería ser violista y, además, tocar en solitario. Quizás esto era influencia de la guitarra, donde el músico es el protagonista en el escenario.  Pero mi ilusión y mi pasión eran descubrir la viola: la veía como algo novedoso, distinto…
 
Foto: Michal Novak
B.C. ¿Por qué es tan diferente de otros instrumentos?
I.V.
Hace veinte años, cuando yo empecé a estudiar, la viola era una desconocida. Ahora, eso ha cambiado, gracias, por ejemplo, a violistas como Yuri Bashmet, el primero en actuar en solitario en lugares como el Carnegie Hall o La Scala de Milán. Él empezó a rellenar grandes lagunas que faltaban… Aunque todo comenzó al inicio del siglo XX con solistas especializados en el instrumento como no había habido antes, por ejemplo Lionel Tertis o William Primrose.

B.C. ¿A qué lagunas te refieres?
I.V.
Antes, no había prácticamente solistas de viola. Mucha gente era capaz de tocar el violín y la viola, pero no había especialistas en el instrumento. Los compositores componían pocas veces para la viola. Pero, desde principios del siglo XX, la situación empezó a cambiar, y ahora hay violistas “de verdad” y un buen repertorio, además de la posibilidad de rescatar cientos de obras escritas años antes. Es tan importante la relación entre compositores y solistas que las piezas más célebres para viola, como el concierto de Bartok o el de Walton, están dedicadas a alguien y fueron escritas para que las tocara esta persona. Yo misma he estrenado recientemente en Beirut un concierto de Houtaf Khoury que está dedicado a mí.

B.C. Y cuando a tu familia le dijiste que querías dedicarte a algo que casi nadie había hecho hasta ahora, ¿no se asustaron un poco?
I.V
. De mi entorno yo siempre he recibido mucho apoyo. Sí es verdad que por entonces era difícil imaginarse que podía llegar a ser profesional y desarrollar toda una carrera como solista. Pero a mí siempre me han llamado la atención las cosas complicadas. No tengo miedo a las dificultades. Creo que con esfuerzo y pasión se pueden mover mundos. Quizá es un poco romántica esta expresión, pero, para un corazón valiente no hay nada imposible.

B.C. Suponemos que esta actitud valiente fue clave para los diferentes concursos que ayudaron a consolidar tu trayectoria…
I.V
. Me presentaba a concursos para ponerme retos: era una forma de comprobar si estaba preparada. A raíz de varios premios, fui ganando confianza y encaminando mi carrera.
 
Foto: Rash Ashourinia
& Roozbeh Roozbehani
B.C. ¿Hubo algún hito fundamental que marcara un antes y un después?
I.V. Como momento especial, destacaría mi primera actuación como solista con orquesta, con 14 años, en el Auditorio de Oviedo, con el concierto para viola de Händel. Esta experiencia me convenció de que me encantaba estar sobre el escenario y expresarme libremente dentro de un grupo. Otro momento importante fue la interpretación del Concierto de Bartok con la Orquesta de RTVE en Madrid el 27 de abril de 2007. Fue el mismo día que murió Rostropovich. Yo tenía 18 años.

B.C. De todos los profesores con quienes has estudiando, ¿quiénes te han influido más?
I.V.
En realidad, han influido todos. Pero, sobre todo, destacaría a Yuri Bashmet y a Nobuko Imai. De ambos he aprendido cosas distintas y, sobre todo, cosas personales, casi psicológicas. Algunas estoy empezándolas a poner en práctica ahora.  Aun así, diría que lo más importante para un músico es aprender de uno mismo y de sus experiencias con otros músicos. Cada concierto es especial y yo he tenido la suerte de poder actuar en muchos lugares del mundo: Suiza, Italia, Rusia… Por ejemplo, el reciente concierto en Líbano ha sido hito especial por el lugar, Beirut, una ciudad que es un puente de conexión entre Oriente y Occidente.

B.C. ¿Qué otros hitos recientes destacarías?
I.V
. En 2012, fue muy emocionante participar en la celebración del 80 cumpleaños de Sofía Gubaidulina en la Sala Grande de la Filarmónica de San Petersburgo para estrenar una pieza suya, el Concierto para dos violas Two Paths. Tuve el privilegio de pasar la noche hablando con ella y es una persona mágica. Y, por otro lado, ha habido otros premios importantes, como el premio “Marca España”, elegido por un jurado a una convocatoria en la que participaban músicos de todo tipo, y no solo clásicos. Que entre todos los géneros posibles premiaran a un músico clásico y, además, a la viola supuso un reconocimiento inmenso.

B.C. ¿Qué destacarías del próximo concierto con la Banda de Barcelona?
I.V.
Es un formato muy poco habitual: concierto de viola con orquesta de viento. Además de la viola, hay clavecín, arpa y percusión. La obra me recuerda a las bandas sonoras de Bernard Herrmann, el compositor de “Psicosis” y de otras bandas sonoras de películas de suspense.  Creo que no dejará a nadie indiferente.

B.C. Después del concierto de Barcelona, ¿qué próximos compromisos tienes?
I.V.
Ahora mismo, tengo bastantes compromisos en España. Diría que más o menos un 70% son conciertos aquí, y estoy contenta por ello, porque sé que no es fácil. Y muy pronto empezaré con un proyecto que me ilusiona mucho, que es la grabación de mi primer disco, con obras de viola y piano, acompañada de François Dumont.
 
B.C. ¿Qué le aconsejarías a un espectador que va por primera vez a un concierto de viola?
I.V
. Que se deje llevar por el descubrimiento del instrumento. Puede ser un shock ver por primera vez un concierto de algo muy parecido al violín, pero que tiene un sonido muy distinto. Y no le pondría ninguna pauta más: cada uno puede percibir cosas muy distintas y, además, la viola se puede camuflar. Según la pieza, puede sonar como un violín, o como un violonchelo, o incluso como un instrumento de viento. Puede cambiar y modular los colores. Nunca me hubiera imaginado que todo esto se podía hacer con una viola. 

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