Opinión

Un concierto de aperitivo: El Orfeó Català y Sir Simon Rattle

11-06-2018

Viernes 8 de junio pudimos asistir al concierto que Sir Simon Rattle ofrecía en el Petit Palau con el Orfeó Català y un pequeño ensemble, acompañados de Juan de la Rubia. En definitiva, un aperitivo para el plato fuerte de la Berliner Philharmoniker en la sala de conciertos.

 

La velada se presenta agradable, empieza a caer el sol que estos días aprieta fuerte y la gente comienza a entrar dentro del vestíbulo del Palau de la Música. Algunos ya saben que el concierto ha cambiado de sala a última hora por problemas técnicos, otros aún no.
 
Una vez dentro del Petit Palau, la gente no sabe qué hacer, de su entrada; aquellos que ya han oído los rumores en la entrada corren a coger los mejores sitios, el resto preguntan a los acomodadores, perplejos, sobre el funcionamiento de este concierto insólito. Es evidente que la gran mayoría de asistentes al concierto son abonados y que por lo tanto, aquellos que suelen sentarse en el segundo piso, aprovechan que el concierto ha pasado a no tener numeración para sentarse en mejores butacas; en cambio aquellos acostumbrados a la platea y en el primer piso son enviados a los balcones o en las últimas filas. La singularidad del concierto pues, se acentúa cada vez más.
 
Una vez el Orfeó Català se encuentra sobre el escenario, acompañado de un pequeño ensemble formado por ocho músicos, todos ellos hombres, se apagan las luces y entra Sir Simon Rattle, la estrella de la tarde. El concierto parece ser un aperitivo para el concierto que dirigirá una hora más tarde el mismo director, y el repertorio y la duración de este lo convierten en un recital en el que el director se muestra a un aforo más reducido que el de la sala grande, creando así un ambiente más recogido a pesar de la presencia de un coro al completo, con el Cor Jove del Orfeó y el Cor de Cambra del Palau.
 
Sir Simon Rattle se prepara y el murmullo de la sala cede: comienza el concierto aperitivo. El Orfeó inicia el concierto con toda la potencia y delicadeza que les brinda la gesticulación de Rattle. Las dos primeras piezas del repertorio son dos conocidos motetes escritos por el célebre Pau Casals: O vos Omnes y Nigra Sum; el coro, con la seguridad de un buen inicio y la solemnidad que llena la sala, crece y se presenta magnífico, sobre todo durante el primer motete. A medida que el concierto avanza y el Crucifixus de Antonio Lotti empieza a sonar, el coro parece perder tirón y el final de la pieza parece perder sincronía entre las voces. Sin embargo, los músicos, que hace un rato que esperan, se recolocan y empiezan a sonar las primeras notas de las Funeral Sentences de Henry Purcell, una pieza magnífica que transporta los oídos a un pasado recóndito y que parece perder su carácter camerístico y delicado en boca de un coro de dimensiones tan gigantescas. Purcell queda atrás y suenan las primeras notas de Oh, Clap your hands, un motete escrito en 1920 por Ralph Vaughan Williams en 1920 y que debe servir para poner un punto y final al concierto aperitivo.
 
El concierto termina con una sensación generalizada de fragmentación. A pesar de las numerosas saludos de Sir Simon Rattle, la gran mayoría de asistentes corren a salir para entrar en la sala de al lado, donde los espera el gran concierto, una de las joyas de la temporada. Así pues, aquellos que no tienen la suerte de haber obtenido la combinación de ambos conciertos salen medio cabizbajos, con la sensación de tener que marchar justo antes del festín.

Foto portada: Sir Simon Rattle
Foto artículo: Cor Jove de l'Orfeó Català

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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