Critica

Jordi Savall: “Orpheus XXI surge del necesario compromiso del artista con la sociedad”

17-08-2018

Entrevistamos al gran maestro Jordi Savall, que nos recibe en Poblet antes de un concierto con Orpheus XXI, un proyecto que puso en marcha hace un par de años y que consiste en reunir músicos refugiados y darles cobijo con el lenguaje universal que es la música. El proyecto cuenta también con centros de enseñanza para niños refugiados por toda Europa que pretenden hacerlos partícipes de la cultura de acogida manteniendo sus rasgos identitarios. Savall, que este año vuelve a L’Auditori con El so original, comenzó con el violonchelo, pero pronto se sintió atraído por la sonoridad y las posibilidades de la viola de gamba. En 1991 alcanzó una gran notoriedad poniendo música al filme Todas las mañanas del mundo y ahora es el maestro e intérprete más reputado del mundo de la música antigua. Investigador incansable, en busca de tesoros musicales allí donde va, se ha manifestado partidario de volver a poner al hombre en el centro de nuestras preocupaciones, como el Renacimiento. Siempre comprometido políticamente, rechazó el Premio Nacional de Música 2014 por su desacuerdo con las políticas del ministro Wert, y ahora se ha manifestado abiertamente como defensor del procés y condena rotundamente que tengamos presos y exiliados políticos. Un buen ejemplo de este compromiso se resume musicalmente con el canto final conjunto del concierto “Caminos del exilio y la esperanza. Diálogo de las músicas cristianas, judías y musulmanas alrededor del Mediterráneo“, donde demostró que todos compartimos cantos ancestrales que nos unen mucho más que nos separan.

Aina Vega: Usted empezó a tocar el violonchelo. ¿Qué sensaciones tuvo cuando se inició con la viola de gamba?
Jordi Savall: Lo que primeramente me sedujo de la viola de gamba es que es un instrumento que tiene un sonido muy diferente, y en lugar de cuatro cuerdas tiene siete, tiene trastes y es una mezcla de laúd y violonchelo, pero sobre todo lo que me sedujo fue ver en Londres y en París la gran cantidad de partituras inéditas de J.S. Bach, Antoine Carré, Henry Purcell que tienen solos para viola, dúos, tríos, conjuntos, música italiana, francesa, inglesa, alemana, española … todo esto me hizo tomar conciencia de que era un instrumento que se había olvidado completamente. Estoy hablando del año 1965 y había en todo el mundo dos o tres personas que tocaban el instrumento, y lo tocaban medianamente bien. Para mí fue una idea muy estimulante la de imaginar y reencontrar como tocar este instrumento y rehacer la historia, buscando a las fuentes, con los tratados, pensar cómo interpretar esta música. Era como descubrir un continente nuevo y aportaba otra dimensión del sonido, muy poético, con el elemento íntimo, melancólico y rico. Aparte que con la viola de gamba podía tocar como solista con la viola baja y como cuarteto y quinteto el primer violín, con la viola soprano, y eso te da una capacidad de acción que con el violonchelo no tienes. El violín y el violonchelo son incompatibles para tener técnicas totalmente diferentes. En cambio, la viola de gamba, al ser un instrumento apoyado sobre la pierna, la misma técnica que usas, encogiendo las distancias, te sirve para los demás.
 
AV: Dijo que ha descubierto un continente que no conocía. Hasta donde cree que ha llegado usted a conocerlo?
JS: En todos estos años de investigación en las bibliotecas, y en casa, que tengo todo el repertorio para viola de gamba solista y para ensemble, puedo decir que las cosas más importantes las he hecho. Pero hay muchas cosas que aún no he podido hacer y todo esto es un campo que también, junto con el hecho de que también he profundizado en los instrumentos medievales, del Renacimiento, los orientales, me da un campo de acción muy amplio que he ido expandiendo también con las músicas celtas. Tengo una viola soprano que es igual que un fiddle.
 
AV: Su trabajo es interpretar, dirigir, pero hay una parte de investigación inmensa…
JS: Esto es una de las partes más bonitas que te permite dar sentido a todo. Cuando tocas una música y sabes cuando se ha hecho, como se ha hecho, por qué se ha hecho, te permite hacer un vínculo entre la historia y la música y eso te da mucha libertad. Cuanto más sabes, más libertad tienes. Y este es el aspecto más importante de la investigación, saber cuál era el estilo en el siglo XII, XIII, XIV, XV… que en cada caso es peculiar. Cuando tocas tienes que ser consciente de qué época interpretas para no utilizar ornamentaciones que no avendrían con esta época. La emoción es algo que siempre ha existido en el ser humano, pero la manera de utilizar el lenguaje musical, de improvisar, de ornamentar, depende de cada época, y es aquí donde interviene el conocimiento.
 
AV: Cuanto más atrás en el tiempo vamos más necesidad de conocer el entorno tenemos.
JS: Claro, cuanto más atrás vamos más ignorantes somos, tenemos mucha menos información, y esta información la tienes que encontrar en los lugares más inesperados como la correspondencia, los tratados que los músicos hacían sobre su música, las transcripciones de poemas musicales, que explican cómo se tocaba o cómo se bailaba… las informaciones están esparcidas y debes tener mucha paciencia para encontrarlas.
 
AV: El lugar más peculiar donde ha encontrado información?
JS: Una de los lugares donde quedé sorprendido de encontrar tantas cosas fue Don Quijote de Cervantes. Es una obra que te habla constantemente de música, la música que se hacía en el pueblo, como se cantaba, como se interpretaba, como se escribía, y es una fuente de inspiración extraordinaria porque menciona canciones como el Romance del conde Claros de Montalván, las romanzas de los moros, encuentras información sobre la follia, la chacona y las canciones más famosas. Precisamente eso me permitió escribir el primer libro-disco dedicado a Las músicas del Quijote con los textos recitados y las músicas que hablaban de estos textos.
 
AV: ¿Qué balance hace de Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya y Le Concert de Nations?
JS: Realmente positivo porque es un hecho constatable que una lleva funcionando cuarenta años y las otras dos treinta. La gente está interesada en escucharlas y eso es la mejor recompensa y el aval para continuar.
 
AV: Gustav Leonhardt, Christopher Hogwood o Nikolaus Harnoncourt, usted… es una generación que decidió asumir ciertos riesgos?
JS: Sin duda. Hay que arriesgar, una vida sin tomar riesgos no es merecida de vivir, porque es lo que te hace salir adelante, tener ilusiones, cumplir sueños. Todavía hay mucho que hacer, pero en nuestra época vivíamos en un desierto respecto a la música antigua, y había que reivindicar su belleza, vigencia y necesidad de ser viva en el repertorio canónico.
 
AV: Ahora está descubriendo repertorio antiguo con el ensemble Orpheus XXI. ¿Qué le impulsó a poner en marcha este proyecto?
JS: Lo que me motiva siempre es recuperar obras que se han hecho poco o todo interpretar la gran música que ha quedado olvidada. Y ahora lo estoy haciendo con jóvenes sin padres, abandonados, que no pueden hacer ninguna gestión… Todo surgió con la llegada de refugiados a Calais, decidí ir a visitar y me impliqué mucho, haciendo conciertos y todo lo que podía. Luego estuve en Grecia y la situación era desoladora. La gente se pasó meses en una especie de hangares donde vivían en tiendas de campaña, en ínfimas condiciones… y pensé que yo podía ayudar juntando una veintena de músicos. De tal manera que hicimos audiciones, conseguimos una ayuda de la Unión Europea, la “Regufee Integration Projects” de la Agencia Ejecutiva Europea (AECE) y el apoyo de cuatro instituciones: la Fundación CIMA (Centro Internacional de Música Antigua), la Saline Royale de Arco te Senan (Francia), la organización COOP'AGIR – cooperar te Agir pour l'emploi, el hebregement et le logement (Francia) y la ICORN (International Cities of Refuge Network).
 
AV: ¿Cuáles son los objetivos de Orpheus XXI?
JS: El proyecto se inició en 2016 y tiene una duración de dos años. Lo que se pretende es concebir un método innovador de cooperación entre organizaciones especializadas para facilitar la integración de los refugiados en Europa a través de la música tradicional, la inserción profesional, la educación y la cooperación internacional. Hacer que los jóvenes se comuniquen a través de la música con la población local e intentar establecer vínculos a través de las músicas tradicionales.
 
AV: ¿Cómo se trabaja a nivel internacional?
JS: Hay escuelas para niños en Francia, España, Alemania y Noruega. Se hizo una nueva selección de jóvenes en ciudades como Besançon, Dole, Barcelona o Stavanger que tengan una mínimo de formación musical, un talento instrumental o vocal o muchas ganas de aprender. Se seleccionaron entre 100 y 150 jóvenes que recibirían una enseñanza musical regular de la mano de los músicos refugiados bajo la tutela de los músicos profesionales del proyecto, con el objetivo de crear las formaciones musicales y preparar los diferentes repertorios musicales. Estas sesiones de trabajo han sido grabadas como material pedagógico y difundidas a través de plataformas web y otros soportes.
 
AV: Cómo culminará esta etapa formativa?
JS: En una serie de conciertos en escuelas y otros espacios (por ejemplo el lycée Duhamel a Dole, el collège Albert Camus en Besançon, réseau canope, etc.), así como otra serie de conciertos que reunirá a los mejores cantantes e instrumentistas refugiados en diversas salas de concierto. Este modelo pedagógico permitirá transmitir la metodología de trabajo y las buenas prácticas en los miembros de la International Cities of Refuge Network (ICORN) para reproducirlas en un proyecto a partir de 2018 y permitir la integración de refugiados en el mundo de la música.
 
AV: ¿Qué satisfacción le reporta ser tan comprometido socialmente?
JS: Creo que es una condición esencial para cualquier artista que está ligado a un público y una sociedad y una cultura. Sin el público no existiría, me gano la vida para que la gente viene a los conciertos. Pues mi reflexión es “cómo puedo ayudar a las personas que no tienen posibilidades de acceder a esta cultura?”. Y lo hago tocando en las cárceles, hospitales, ayudando a los refugiados… En este caso, ahora, estos jóvenes han encontrado un sentido a la vida y hacen lo que mejor saben hacer que es cantar y tocar y enseñar a nuevas generaciones que han perdido su contacto con sus culturas. Uno de los dramas que se ha constatado con los jóvenes que hicieron los atentados en Barcelona es que son jóvenes que han nacido aquí, ya, pero que se han sentido desligados de la sociedad, han sentido que la sociedad no se ocupaba de ellos ni se han sentido integrados a la vida del país que los ha acogido. Haciendo una actividad así hacemos que estas personas se sientan útiles y vinculadas a la sociedad. Me congratula ayudar a que la gente haga lo que sabe hacer para dar sentido a su existencia.
 
AV: La respuesta de los participantes del proyecto supongo que es entusiasta.
JS: Es increíble, están todos encantados, felices… uno me ha venido hoy y me ha dicho que gracias a estas actividades se ha podido comprar un instrumento nuevo en Bulgaria. Esto les da una estabilidad porque cobran, no mucho, pero cobran.
 
AV: Es consciente de todo lo que ha llegado a aportar a nivel artístico y humano?
JS: Yo creo que como músico siempre eres consciente de que al transmitir belleza y emoción tocas a las personas y haces que sean más felices. Descubro cada día personas que me dicen que “mi hijo es violonchelista porque hace veinte años le escuchó tocar”, o “escuchar Todas las mañanas del mundo me inspiró”, “usted no me conoce pero ya hace treinta años que está en mi casa en forma de disco y a nivel emocional”o “tengo más calidad de vida porque puedo escuchar músicas que me aportan”. Esto es un sentimiento muy bonito.
 
AV: Y qué siente cuando mira Todas las mañanas del mundo?
JS: Es una de las cosas más bonitas que he hecho, adaptar una música de concierto y incorporarla a la vida de los personajes del film. Es algo que no había imaginado que fuera tan estimulante. Yo tocaba “como si fuera” determinado personaje, pensando en que en ese momento estaba enamorado y tocaba por la amada que abandonaré y que se suicidará de desesperación. Tenía que expresar una emoción que en un concierto no tendría sentido. Es ponerte en la piel del personaje, de ser actor-músico. No sólo tocar bien sino en un momento de la vida de un personaje. Realmente fue una experiencia muy gratificante trabajar con Alain Corneau, el director.
 
AV: Usted ha estado muy comprometido políticamente, ahora con los presos políticos, rechazando el Premio Nacional de Cultura 2014… cree que la educación es parte fundamental para crear ciudadanos libres?
JS: Sí, por supuesto, es lo que hace que la base de una sociedad se transforme y sobresalga el aspecto humano sobre el material. La educación es lo que nos permite, a través de la belleza, subir a un nivel de espiritualidad más alto. Pero no basta sólo eso, sino que hay que luchar para que la sociedad sea justa, equitativa, y que todo el mundo tenga acceso por igual a todo. Y todavía estamos muy lejos. Por eso es muy importante que el artista sea consciente de que si la cultura no permite mejorar la vida de la sociedad, no tiene sentido, y creo que tenemos que conseguir intentar modificar ciertos comportamientos de la gente en su vida cotidiana.
 
AV: Una ilusión que aún no haya cumplido?
JS: Mi ilusión es poder cumplir los proyectos que tengo pensado hacer, como la integral de las sinfonías de Beethoven, La Creación de Haydn, el Réquiem de Mozart… y sobre todo seguir teniendo la posibilidad de, a pesar de mi edad, continuar pensando y poder exprimir con la música todo lo que aporta de belleza y de emoción y compartirlo con las personas que quiero, con la familia, los músicos, los trabajadores de la fundación… porque la vida está hecha de eso, de compartir.

Foto portada: Jordi Savall
Fotos: Jordi Savall (1 i 2), Orpheus XXI (3), Todas las mañanas del mundo (4)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
ainavegarofes