Critica

Alma Deutscher, la adolescente prodigiosa

25-08-2018

Cuando escribes “Alma Deutscher” en google se despliegan noticias, enlaces, páginas web y cualquier otra cosa imaginable que hablan de esta chica prodigio, nacida en 2005, que parece ser la revelación musical de nuestra era post-moderna.

Alma Deutscher, compositora, violinista y pianista, es una chica nacida en 2005 en Inglaterra y es lo que se podría llamar una “música total” una versión contemporánea de aquellos artistas barrocos y clásicos que tocaban todo tipo de instrumentos.

Con un rápido vistazo al mundo cibernético, Alma Deutscher aparece como la chica prodigio de la era moderna; cuando tenía 2 años de edad comenzó a tocar el piano, y un año más tarde empezó a experimentar con el violín (se supone que un violín ¼!). Muy pronto, cuando tan sólo contaba los seis años de edad, Alma acabó de escribir su primera sonata para violín y un año más tarde fue, acabó una ópera corta llamada The Sweeper of Dreams, basada en una historia de Neil Gaiman.

Como si esto no fuera suficiente para ser aclamada una niña prodigio, Alma Deutscher continuó profundizando en su particular manera de aprender y vivir en el mundo y con 12 años ya contaba con numerosas publicaciones de música de cámara, un concierto para violín y orquesta, un concierto para piano y orquesta, e incluso la publicación de una ópera llamada Cinderella, estrenada en Viena en 2016 y recibida con gran sorpresa por la prensa y la crítica internacional.

Teniendo en cuenta que la composición de un concierto para instrumento solista y orquesta exige el conocimiento absoluto sobre el instrumento solista pero también sobre la escritura para orquesta y todo lo que conlleva; es del todo increíble que una persona tan joven, que no ha tenido el tiempo físico de estudiar todo lo relacionado con el oficio de la composición musical, haya podido escribir una ópera entera y, además, haya sido capaz de construir una historia divertida y llena de humor, ententes las necesidades de los diferentes timbres vocales, la prosodia del lenguaje, en este caso el alemán, los diferentes timbres orquestales y todo lo relacionado con el espectáculo visual.
 
La ópera Cinderella sitúa la historia de la cenicienta en una compañía operística dirigida por su madrastra que, como siempre, es malvada. La cenicienta de la historia es una compositora que, como en todas las historias de nuestra tradición, se encuentra con un príncipe, en este caso, un poeta que en vez de ir detrás de un zapato de cristal, busca la melodía perdida para su poesía. Es esta ópera la que ha abierto las puertas de los escenarios operísticos a la joven compositora, que ya había pasado por numerosas salas de conciertos en función de solista, tanto con el violín como con el piano.

Cinderella fue estrenada en el “Casino Baumgarten” de Viena en diciembre de 2016 y tras el éxito que levantó recibió grandes elogios de personajes como Simon Rattle, que dijo en una entrevista: “Alma es una fuerza de la naturaleza. Nunca me he encontrado con una persona tan joven que cuente con un abanico tan amplio de capacidades y talento. Tiene un sentido del fraseo que hay gente que la supera tres y cuatro veces en edad que ya quisiera tener. Hay un sentido de lo que la armonía hace y significa que es innato en ella. No es algo que pueda aprenderse. Nunca he visto nada igual “.

Aquellos que lo han visto en directo hablan de su presencia escénica como algo innato y totalmente natural en ella, con un gran sentido del humor (perfumado con el cinismo típicamente inglés) y con una seguridad sorprendente por la juventud de la artista.

En palabras de la propia Alma: “Nunca me pongo nerviosa antes de tocar, soy muy feliz cuando pienso que la gente viene a escuchar y disfrutar mi música. Cuando toco, tengo el control sobre mí misma, sé lo que hago por lo tanto no entiendo porque debería estar nerviosa”.


Huelga decir que Alma ha recibido grandes ovaciones tanto de la prensa internacional como los grandes maestros de la música clásica, y es bien fácil caer en la comparación. Es por eso que a menudo ha sido comparada con los niños prodigio de la historia, sobre todo con Wolfgang Amadeus Mozart, olvidando que su hermana mayor era también una niña prodigio. Sin embargo, no quiere ser comparada con ninguna vieja gloria, ha manifestado su intención de crear un nombre propio, de ser ella misma y no la reencarnación de un músico hace 300 años.




Fotos: Alma Deutscher.

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