Critica

El Primer Palau: tradición popular al servicio del talento

20-10-2018

Este lunes 15 de octubre tuvo lugar el tercer concreto del ciclo-concurso El Primer Palau en el Palau de la Música Catalana con dos magníficos candidatos a las primeras posiciones que desprendieron energía y entusiasmo. El violonchelista Roger Morelló nos ofreció Cassadó y Brahms y MazikDuo (Tolo Genestar, clarinete, y Marc Sumsi, piano), parte de su proyecto From Jewish life en un concierto con marcado carácter catalán, hispánico y judío.

Parece una batalla perdida. O tal vez estoy totalmente fuera de onda y, simplemente, el público estaba tan entregado que no pudo dejar de aplaudir ninguna vez entre movimientos. A mí, personalmente, eso me desconcentra, necesito ese silencio mágico que da sentido a toda la pieza, de arriba a abajo. Ya hemos hablado suficientemente este verano en Barcelona Clásica, justamente, y ahora es ocioso entrar en disertaciones estériles. Simplemente, me molesta. No sé si esto también les molestaba a los jóvenes intérpretes, que reaccionaron a este hecho de forma muy diferente. Roger Morelló atendía las súplicas de los espectadores con una grata sonrisa y un movimiento de cabeza, mientras que los dos componentes de MazikDuo estaban inmersos en esta atmósfera tensa que los enajenaba de lo que pasaba en el patio de butacas. Eso sí, los aplausos finales, en ambos casos, fueron ruidosos. Como no podía ser menos en un concierto de esta talla y coherencia en la programación por ambas partes.




Roger Morelló es un joven violonchelista reusense que estudia actualmente en el Conservatorio de Música de Colonia y del que escucharemos mucho hablar esta temporada. Aparte de concertista en El Primer Palau, es uno de los residentes en La Pedrera, con lo cual nos ofrecerá, en Barcelona, ​​un mínimo de tres conciertos más, con programas muy diversos que el ofrecido en el Palau de la Música. Como todos los participantes, se aseguró el disparo con la sonata de Brahms, que hace tres años que está trabajando y Cassadó, apuesta firme por un violonchelista catalán por lo que ha representado esta personalidad en nuestro país, siendo una figura muy ligada a Pau Casals.


Precisamente con Gaspar Cassadó se inició el concierto con el Intermezzo y la Danza final de su Suite para violonchelo solo. Morelló tocó con todo el cuerpo, abrazando este maravilloso instrumento de sonido perfecto que sonó, de hecho, acariciando la perfección, con expresividad, dominio de las dinámicas y los reguladores, una afinación envidiable y mucho carácter. La obra de Cassadó introduce, dentro del formato de la música clásica, muchos elementos populares, con alusiones sonoras a la guitarra, con los arpegiados, y las castañuelas, con los pizzicati. Es una obra que, sin ser rompedora, es muy moderna y transmite mucha pasión y vivacidad que fue muy bien vehiculada por el intérprete.


En su segunda intervención, Morelló tocó la Sonata núm. 2 en Fa mayor, op. 99 de Johannes Brahms, una página imprescindible para la literatura para violonchelo, que tocó acompañado del piano de Fuko Ishii, que hizo un papel muy destacable. El entendimiento entre ambos fue fundamental para el exitoso resultado sonoro, en una obra que requiere mucha técnica y gran sensibilidad para captar lo que Brahms escribió entre líneas: contrastes entre el arrebato y la serenidad, expansión, sonoridad aterciopelada y espesor en las texturas. Todo ello se plasmó en el concierto, en una interpretación sentida y vivida desde dentro, como parte integral del artista.


La segunda parte del concierto estuvo dedicada a MazikDuo, formado por Tolo Genestar, clarinete, y Marc Sumsi, piano. Una propuesta muy atractiva que, francamente, puede llegar a ser muy exitosa, porque explora un terreno bastante marginado, el de la combinación entre la tradición clásica y el espíritu popular judío. Tolo Genestar se vio familiarizado gracias a su profesor de Niza, un judío francés que, en los descansos de las clases, le ha abierto todo un mundo a explorar junto con el pianista Marc Sumsi, que se vio con un proyecto sólido a las manos pero que tenía que desarrollar. Los primeros pasos han sido firmes, y lo demuestra su interpretación de lunes. La clave es la asimilación conceptual, sonora y gestual del klezmer, la tradición musical de los judíos Ashkenazi de Europa del Este.


La Sonata para clarinete y piano de Miecyslaw Weinberg sonó brillante, con melodías vivas y atractivas, incluso, seductoras. Al inicio de la obra, el clarinete y el piano tenían una triple relación: de contraposición, de imitación y de melodía acompañada. El clarinete sonaba muy refinado y el piano era una base sólida en la que confiar. El segundo movimiento se inició con más cromatismos y con más virtuosismo para el piano hasta que el clarinete estalla -sin estridencias- y todo es lirismo combinado con el juego del baile, para acabar con una melodía muy sinuosa.


Por su parte, From Jewish Life, de Ernst Bloch, inició la “Oración” con un sonido muy meditativo, y con una mezcla de melancolía y esperanza en un diálogo en el que el clarinete predomina, y se termina creando una atmósfera de sonido envolvente, que se rompe con los pensamientos de arrepentimiento y tormento del artista que pide ayuda a Dios. En “Súplica”, el movimiento ascendente de la melodía se puede entender como un signo del esfuerzo que hace el devoto para tocar el cielo y pedir ayuda Yahvé. Para acabar con una canción muy cromática y seductora. El concierto se cerró con la Sonatina para clarinete klezmer y piano de Pauls Schoenfield, que introducía técnicas expandidas y sonoridades jazísticas. Una música que invita al baile y altamente demandante a nivel técnico e interpretativo por ambos artistas.


Después del concierto, los músicos comentaban que From Jewish Life está escrita inicialmente para violonchelo. Y es que los dos instrumentos, el cello y el clarinete, tienen registros y características que los hacen afines, un motivo más para felicitar a los programadores por la coherencia en el concepto en una velada altamente atractiva y llena de contrastes que, finalmente, confluye en una misma experiencia: “Hacer un Palau”, en este caso, el primero de tres carreras profesionales. El próximo lunes 22 de octubre podremos escuchar a los últimos protagonistas de El Primer Palau, con el violinista Bernat Prat y el trompa Adrián Díaz, que interpretarán Johann Sebastian Bach, J. Vignery, Richard Strauss y Y. Bowen.

Fotos: Roger Morelló, MazikDuo

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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