Critica

Los 3 compositores más programados del mes de octubre

11-11-2018

Los románticos del siglo XIX son muy aclamados por el público, y las grandes salas les han vuelto a dar este octubre un lugar principal en las programaciones. Este mes han sido un clásico del ballet (Tchaikovsky) y un clásico de la ópera (Bellini) los decimonónicos más programados. Pero también ha tenido un lugar muy especial un compositor del siglo XX, Leonard Bernstein, con motivo del centenario de su nacimiento.

 

1. Txaikovsky  


L'Auditori ha llenado el mes de octubre de conciertos con obras de Tchaikovsky. A principios de mes, el concierto Paisajes de Rusia combinaba la música de Glinka, Mussorgsky, Shostakovich, Khachaturian y Tchaikovsky con el arte visual de Borja González, que crea imágenes en movimiento con arena. El primer fin de semana de octubre pudimos sentir en L'Auditori La Patética de Tchaikovsky, la sinfonía interpretada por el pianista Piotr Andreszewski. El concierto de inauguración de la temporada de Música de Cámara eligió la Serenata en Do mayor como pieza principal, y el día 21 de la Apertura Fantasía Romeo y Julieta cerró el concierto inaugural de la Banda Municipal de Barcelona.

Tchaikovski fue un compositor de la plenitud del Romanticismo. Una de sus obras más conocidas es el Vals de las flores del ballet El Cascanueces, o la apertura del acto 2 del ballet El lago de los cisnes. Ambas piezas contienen melodías que todo el mundo reconoce al instante por ser un gran clásico, y es que se valdrá en estas obras del leitmotiv, la repetición de ciertos temas musicales, algo en lo que los románticos fueron pioneros. Tchaikovsky compuso tres ballets, además de óperas, suites, música de cámara, conciertos y sinfonías, algunas de ellas también muy exitosas. Trabajó a menudo por el zar de Rusia y fue director del Conservatorio de Moscú. Estuvo influenciado por la música nacionalista rusa y las canciones populares, pero sabía aplicar las técnicas de armonización occidentales que había aprendido en el conservatorio. El crítico musical Harold C. Schonberg describió su música como «una dulce, inagotable y supersensual fuente de melodía… con un toque de neurosis, tan emotivo como un grito desde una ventana en una noche oscura».

2. Bellini  


Este mes el Liceu ha ofrecido diez sesiones de la representación de la ópera I Puritani, dedicada a la memoria de Montserrat Caballé, que murió el día del estreno. Hemos podido ver la versión de Annelise Miskimmon, que sitúa la primera escena en la Irlanda del siglo XX, con los conflictos del IRA, ya través de la locura de la protagonista hacemos un salto en el tiempo hasta la Inglaterra de la guerra civil inglesa. En medio del conflicto entre partidarios del rey y de Cromwell, la ópera nos muestra una historia de amor.
 
Vicenzo Bellini, junto con Gioachino Rossini y Gaetano Donizetti, fue uno de los principales autores de ópera en la Italia del siglo XIX. Las óperas de estos músicos siguen estando hoy entre las obras más célebres del género. Con ellos la técnica del bel canto, que consiste en buscar un legato a lo largo de toda una frase musical y conseguir una especial brillo en los agudos y coloraturas, llegó a su momento culminante. Esta técnica prioriza el virtuosismo musical en los cantantes, y exige mucha precisión. Norma, La sonnambula e I Puritani son algunas de las óperas de Bellini más conocidas. De Bellini se dice que “hace del melodismo una de las vías para materializar un romanticismo de lo más personal e íntimo”, en palabras del crítico Jaume Radigales. Prueba de ello es la aria Casta Diva de Norma, que es quizás la más famosa del compositor italiano y que ha sido interpretada por las sopranos más importantes de la historia. Con la orquesta entonando sólo escaleras de acuerdos que se van repitiendo, el protagonismo es enteramente por la voz que puede expresar toda la emoción.

3. Bernstein  


Este año hace cien años del nacimiento Leonard Bernstein (1918-1990), y las grandes salas lo tienen presente en sus programaciones. L'Auditori ha representado la original y rompedora Misa de Bernstein, que combina la espiritualidad de los textos litúrgicos con la teatralidad de los musicales estadounidenses. Hace dos años L'Auditori ya ofreció la misa con un gran éxito, y ahora la ha recuperado con motivo de la efeméride. En el concierto La Patética de Tchaikovsky fue una pieza inicial de homenaje al compositor de Massachusetts, obra encargada a Marcos Fernández por la OBC. El Liceu también ha recordado a Bernstein presentando por primera vez la versión concierto de la opereta cómica Candide.
 
Los críticos Zachary Woolfe y Joshua Barone escribieron en el New York Times que “Las cualidades de Bernstein eran también las de los Estados Unidos. Atrevido y arrogante, tierno y sentimental, alguien con quien costaba trabajar por su desesperación por complacer “. Un líder erigido después de muchos años durante los cuales América había tenido que mirar en Europa en materia de compositores de referencia. Pero con Bernstein nació una estrella. En su intento de hacer la cultura accesible para todos, era el punto de unión entre los clásicos y los espectáculos modernos a gran escala. On the town, su primer musical de Broadway, ya fue un éxito y fue convertido en película por Metro-Golden-Meyer Studios. El musical West Side Story, que incluye el número América, es su gran clásico. Aparte de crear estas producciones musicales que deslumbraron al gran público americano de mediados del siglo XX, dirigió grandes obras de los compositores clásicos con la Filarmónica de Nueva York.
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