Critica

Maxim Mironov: “La ópera buffa de Rossini es la abuela de los musicales”

12-12-2018

El tenor ruso más famoso del repertorio belcantista hará su debut en el Gran Teatre del Liceu el próximo 13 de diciembre. Maxim Mironov vuelve a encarnar un personaje rossiniano, con el drama giocoso L’italiana in Algeri como Lindoro, esclavo a Mustafá. Este rol lo debutó con la conocida regia de Dario Fo, estrenada en el ROF en 2006, y con el que ha recogido tantos éxitos en importantes festivales y coliseos operísticos internacionales como el Festival Aix-en-Provence, Théâtre du Capitole de Toulouse, Teatro Real de Madrid, Teatro del Maggio Musicale Fiorentino, la Royal Opera House de Mascate, la Wiener Staatsoper o la Ópera Stanislavsky de Moscú, que lo galardonó con una “Máscara de Oro”, el prestigioso Premio Nacional de Teatro, por su interpretación del enamorado de Isabella. Recientemente ha sacado al mercado el disco Questo è Rossini! con el pianista Richard Barker, que toca un pianoforte de época Pleyel, similar al utilizado por el propio Rossini. Sus próximos proyectos incluyen La Cenerentola, en el Teatro alla Scala de Milán, Il barbiere di Siviglia en la Staatsoper Unter den Linden de Berlín y La Fenice de Venecia, y Orfeo et Euridice en la Staatsoper Hamburg y el Festspielhaus Baden-Baden. Hablamos con él sobre su trayectoria y su paso por Barcelona.

 

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Debutas en el Liceu. ¿Qué esperas de L’italiana in Algeri?
Ya había estado en Barcelona anteriormente de vacaciones, pero es la primera vez que canto en el Liceu. Acabamos de comenzar los ensayos en el escenario y el teatro se ve muy bonito. Realmente espero muchos éxitos con esta producción. La verdad es que estoy nervioso porque sé que el público del Liceu es muy exigente, quiere mucho la ópera y quiere lo mejor dada la larga tradición operística que hay en la ciudad, con un teatro que no era de la corte sino que fue construido por el pueblo, como el Teatro Communale de Bolonia. Y los mejores cantantes han pasado por este teatro antes que yo y estoy realmente expectante a cómo el público reaccionará con mi canto.
 
Qué es lo más importante que has aprendido en tus años de formación.
Empecé a estudiar en Moscú en la Gnessin State Musical College con el profesor Dmitry Vdovin. De hecho, lo más importante lo he aprendido a escena de la mano de grandes directores como Alberto Zedda, Michele Mariotti, Bruno Campanella, Vladimir Jurowski, Gianandrea Noseda, Pier Luigi Pizzi, Dario Fo o Daniele Abbado y en prestigiosos teatros. También he aprendido mucho de mis colegas, aunque cabe destacar que mi base era muy sólida, y es conocido que la escuela rusa es muy exigente. No sólo estudié canto, sino también baile e interpretación. Esto fue un gran comienzo para mí.
 
Por lo tanto, te consideras un gran cantante pero también un gran intérprete. Esto es muy importante hoy en día.
Absolutamente. Cuanto más avanzamos, la ópera se va convirtiendo en un espectáculo no sólo para ser escuchado sino para ser mirado. Por ejemplo, aquí en el Liceu se nos filmará y la función del día 18 se retransmitirá por miles de cines en el mundo. Por lo tanto, nos verán en el teatro y desde el cine, donde hay planos muy próximos, y esto será como una película. Esto exige que tengas que ser un intérprete musical. Y el estilo rossiniano es muy peculiar. Las opera buffa de Rossini son perfectos para este tipo de grabaciones porque son la “abuela” de los musicales.
 
¿Cómo definirías el estilo rossiniano?
Yo siempre lo llamo belcanto fiorito. El estilo belcantista abarca mucho tiempo, comienza el Barroco tardío y llega hasta el primer Verdi y hay diferentes tipos de belcanto. No significa simplemente “cantar bello”, es mucho más, y lo más importante es cómo transmitir las emociones reales, como estar enamorado o enfadado, celoso o envidioso, con estas melodías, la coloratura, con las líneas legato, una armonía simple y muchos ornamentos. Esto es lo que pretendía Rossini.
 
Por cierto, felicidades por el nuevo CD, Questo è Rossini!, que ya está a la venta y próximamente estará en Sotify y ITunes. Cuéntanos el proyecto.
Son arias de cámara que Rossini escribió después de su carrera operística para voz y piano. Muchas veces eran regalos para amigos o simplemente piezas de música para entretener al público en una velada en sus famosos encuentros en su casa. Era una manera de divertirse. Pienso que en este tipo de repertorio Rossini era muy libre, mucho más que en el repertorio operístico.
 
Por tanto escuchar este CD es todo un descubrimiento!
Absolutamente. Hay mucha música muy bonita que es desconocida por el público.
 
Qué nos podrías decir de tu compañero Richard Barker y el piano Pleyel.
Barker es uno de los máximos expertos repertoristas de Rossini que hace muchos años que trabaja en el Festival de Pesaro y que ha vivido el “renacimiento de Rossini” a lo largo de su carrera. Y tocando con un instrumento histórico de 1851 nos acercamos al piano que Rossini hubiera podido tocar a la época. De hecho, en Módena, hay un museo que conserva el Pleyel de Rossini, y eso es muy emocionante. Nosotros descubrimos otro instrumento en Alemania muy similar con el mismo tratamiento del forte y el piano y el color, muy particular, que da muchas más opciones al cantante y al pianista.
 
Y cómo definirías tu voz?
Es muy simple. Diferentes maestros del belcanto con quien he trabajado me han dado su definición, que sería tenore di grazia, tenor ligero, pero una vez encontré en un libro la definición de tenore amoroso, y me sentí identificado. Además, constantemente interpreto a chicos que están enamorados, como Lindoro que lo está de Isabella, el Príncipe Ramiro lo está de Cenerentola, el conde está enamorado de Rosina. Y cuando estás enamorado en la vida real puedes transportar este amor a escena.
 
Lindoro es un chico esclavizado a Argelia por Mustafá, enamorado de Isabella, la italiana …
Lindoro se nos hace extraño hoy en día, que vemos la ópera con los ojos del siglo XXI. La diversión comienza cuando es una mujer quien es el agente activo de la ópera. Ella viene de Italia, de Livorno, y hasta Argelia para salvar a su amor. Esto fue escandaloso en la época, porque ella tiene su vida en sus manos mientras que Lindoro no es que sea débil, pero sí sumiso. De hecho, es un esclavo, y hace lo que dice el dueño. Su música es muy femenina, suave con arias llenas de emoción absorbente. De hecho, Rossini ofrece a los hombres (Lindoro) arias más femeninas y las mujeres más masculinas (Isabella).
 
Los límites entre la vida profesional y la de estudiante están bastante indefinidos en tu caso. ¿Cuál o cuáles han sido tus momentos más decisivos?
Bueno, diría que hay tres. El primero, 1998, cuando asistí a un concierto de los Tres Tenores en París y cuando descubrí que cantar podía ser tan bonito entendí que quería hacer esto. El segundo momento decisivo fue cuando gané el “Neue Stimmen” de Alemania y el tercero en el Théâtre Les Champs Elysées cuando debuté como Príncipe Ramiro en La Cenerentola. Son tres momentos que me han llevado donde estoy ahora.
 
¿Cómo ves el futuro de tu voz? La voz es orgánica y cambia. Tienes alguna intuición?
Cuando Alfredo Kraus le preguntaban cómo podía ser que continuara cantando tan bien al cabo de tantos años él contestó que era por el repertorio que había decidido cantar. Nunca tienes que forzar la voz. Intento hacer al máximo piezas donde la voz pueda brillar y dar lo mejor de sí. Nunca la enfrento a repertorios extremos. Por ejemplo, aún no canto Rigoletto, La traviata o La bohème, porque el estilo no es todavía el que tengo yo. Tengo 37 años y a veces la voz cambia dramáticamente. Recordando a mi amigo Gregory Kunde, él es el único que es capaz de cantar el Otello de Rossini y después el de Verdi. Tienes que escuchar tu voz, que es una materia misteriosa que a veces está más en manos de Dios que del cantante. La voz es un regalo que no tenemos todos y tenemos responsabilidad al respecto.
 
Entonces entiendo que crees que no todo el mundo es capaz de cantar, y que el talento es imprescindible, combinado con la técnica.
Absolutamente. Primero tienes que tener el talento y luego desarrollarlo, formarlo, trabajarlo. Es como encontrarse a un diamante en bruto, que tienes que pulir sino no vale nada. Y tienes que poner el diamante en la pieza adecuada para que luzca.
 
Entonces crees que hay gente con talento que no lo desarrolla porque no sabe que lo tiene?
Sí, estoy seguro. Pero gracias a Dios hay muchos talentos diferentes y cada uno tiene el suyo y el desarrolla si quiere.
 
Como se trabaja en el Liceu?
Es un gran placer trabajar. No digo esto porque esté cantando aquí -a veces cantar en La Scala es un pesadilla-, aquí te dan mucho apoyo. Sólo he encontrado esta profesionalidad en el Teatro Real y el Liceu.
 
Por último, podrías invitar a todos a ver L’italiana in Algeri para tener una feliz Navidad?
Todos deben ir a ver la ópera de Rossini porque es muy bonita y divertida, con un cast muy joven pero lleno de talento y muy experimentado.







Fotos: Maxim Mironov

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
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