Critica

Schubert Lied sobrecogedor en L’Auditori

10-12-2018

De los ocho recitales dedicados al ciclo Schubert Lied que L’Auditori ha programado esta temporada, en diciembre hemos podido escuchar la segunda entrega. La han protagonizado el barítono suizo Manuel Walser y el pianista Alexander Fleischer. Ambos recogieron la esencia del lied Schubert en una compenetración maravillosa que transmitió de manera penetrando el lirismo y la nostalgia del genio austríaco.

Tal como dice Silvia Pujalte en el programa de mano, entre los diecisiete lieder que Walser cantó no había ninguno de compuesto a partir de un poema de Goethe, y se preguntaba si el echaríamos de menos. Lo cierto es que ante la poesía de Schubert es difícil encontrar en falta ningún poeta concreto, aunque se trate del príncipe de las letras alemanas.
 
Manuel Walser demostró en todo momento que es un gran conocedor del género liederístico, así como también un gran intérprete. La expresividad que daba a cada poema denotaba cada una de las palabras que pronunciaba, con un fraseo impoluto. Walser tiene una voz ancha, homogénea y aterciopelada, y empapada de un lirismo idóneo para el lied. Pero no es una voz dúctil, y esta carencia se notó en algunos puntos muy concretos en que sonaba como una columna masa monolítica. Ahora bien, esto en ningún caso quita un ápice de expresión y de emotividad en el modo de cantar. Hizo una ejecución que parecía etérea de Im Abendrot, D. 799, y la interpretación de Der Zwerg, D. 771 fue angustiosa e hiriente.
 
Como es bien sabido, en el lied el pianista no se limita a acompañar al cantante, sino que tiene una partitura con entidad propia y ambos músicos actúan en plano de igualdad. Alexander Fleischer fue un pianista excepcional, a quien se notaba muchos años de oficio, dado que supo encontrar en todo momento el equilibrio perfecto entre el papel de concertista solista y el de acompañante de una voz. Es decir, sobresalió en la medida justa que pide el lied. Del mismo modo que Walser, Fleischer supo crear una atmósfera diferente para cada lied con el sonido del piano. Cabe destacar especialmente la delicadeza sublime con que tocó Du bist die Ruh, D. 776.
 
El lied es un género aparte, un arte muy difícil, ya que no basta ser un buen intérprete para abordarlo. Hay una sensibilidad especial, apolínea, saberse adentrarse en la poesía, y en el caso de Schubert, injertarse hasta el tuétano de su melancolía, angustia y lejanía. Cada uno de sus lieder nos transmite con sencillez y al mismo tiempo con una belleza inalcanzable el estado de un alma atormentada, deseosa, incapaz de encontrar la felicidad. Manuel Walser y Alexander Fleischer fueron capaces de hacernos llegar un Schubert en estado puro que conmovió al desgraciadamente reducido público de la Sala Oriol Martorell del Auditori.


Fotos: Manuel Walser i Alexander Fleischer (L'Auditori)

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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