Critica

Mañana es Navidad!

24-12-2018

Este sábado 22 de diciembre volvió a sonar en el escenario del Gran Teatre del Liceu el Cuento de Navidad de Albert Guinovart, una adaptación musical del clásico de Charles Dickens que no deja de emocionar muy apropiada para el público familiar.

 

Nos gusta acompañar las fiestas de Navidad con música: es una de las maneras más bonitas que tenemos de transmitir unas emociones que, sobre todo estos días, se encuentran a flor de piel. Todo el mundo está más atento a aquellos momentos especiales o más abierto a apreciar las escenas espontáneas, pero los que saben transmitir mejor esta magia son los más pequeños de la casa, que toman un papel protagonista y encomiendan, sin pretenderlo, la ilusión por todo lo que lleva el frío del invierno.
 
Es por ello que, como no podría ser de otro modo, el público que ocupaba las butacas del Liceu el sábado por la mañana era bastante diferente a lo que suele acoger este teatro de ópera: un ambiente familiar, hablador y entusiasmado llenó a tope la bombonera con unas expectativas que seguro se cumplieron. Todos ellos esperaban sentir la conocida historia de Scrooge, un hombre viejo y triste que recibe la visita de diferentes espíritus de la Navidad. A través de viajes en el tiempo, revisará las Navidades del pasado, presente y futuro se dará cuenta que vale la pena encarar la vida con felicidad y celebrar el hecho de estimar todos aquellos que nos rodean.
 
David Pintó adaptó esta historia de Charles Dickens por encargo de VEUS y la OCM, y Albert Guinovart le puso música. La música del compositor catalán (que también tocó el piano en el concierto) llegó enseguida a todas las esquinas del teatro con su marca particular. Las melodías de las canciones, comprensibles y fáciles de recordar, contrastaban con un acompañamiento endemoniado, lleno de matices y colores que la Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu supo defender con solvencia.
 
Veus – Cor Infantil Amics de la Unió, desde detrás de la orquesta, nos hizo llegar un sonido blanco y fresco, brillante a los agudos y presente los graves, claramente apropiado para el estilo del concierto. Más allá del plano musical, cabe destacar una buena comunicación de la historia a través de la expresividad de los diferentes componentes del coro. También se dio el punto justo de dramaturgia con una coreografía muy sencilla pero bastante efectiva y algún pequeño elemento de atrezzo. Las tres solistas del coro – Núria Vives, Nuria Pozo y Aina Sala – protagonizaron una pequeña escena a tres voces que defendieron con buena proyección y presencia en el escenario.
 
Los dos cantantes de reparto, a pesar de los problemas iniciales con la sonorización de los micrófonos, ejecutaron sus papeles con destreza musical e interpretativa. Sin muchos recursos y con algún pequeño cambio de vestuario, iban dando voz a diferentes personajes de la historia, haciendo llegar el mensaje que quiere transmitir el cuento de Dickens a todos los asistentes. Si bien la parte declamada quedaba en algunos momentos ahogada por el acompañamiento instrumental, sí tomaban más protagonismo las partes cantadas.
 
Albert Mora se desarrolló muy correctamente en el plano vocal, pero destacó sobre todo dramatúrgicamente: supo dar un aire diferente a cada personaje que interpretaba y el espectador empatizaba con el que el cantante estaba defendiendo. Por otra parte, la voz de Ana San Martín, dulce y brillante, dio un punto de espectáculo musical en el concierto: transmitió un carácter de inocencia e ilusión a cada una de sus intervenciones, encajando así con el resto del coro y, en general, con el estilo del concierto.
 
El conjunto musical sonó homogéneo y coordinado bajo la dirección de Josep Vila Jover que, con un tempo ligero y una conducción expresiva, se supo ganar los aplausos del público asistente. Las aclamaciones más fervorosas, sin embargo, fueron para el artista Borja González (Cia. Ytuquepintas), que acompañó todo este cuento musicado con unas ilustraciones con arena preciosas y cuidadas.
 
Con un final de confeti blanco y luz en la sala como gesto de deferencia al público acababa el Cuento de Navidad y se dejaba paso a la Suite navideña del mismo compositor. En esta suite, cada villancico tomaba un aire diferente, lo que otorgaba un carácter especial a cada canción y envolvía el espacio de un espíritu navideño que llegó hasta el público. Desde las butacas, incluso algún valiente se atrevió a seguir el coro a lo largo de la pieza.
 
Una vez parecía que el concierto había terminado, el público recibió con grata sorpresa un bis divertido protagonizado por diferentes animales, representados con unas máscaras (un villancico bien elegida, pensada para el público familiar). Finalmente el director dedicó unas palabras a los asistentes e invitó a cantar El noi de la mare, junto con el coro, los solistas y la orquesta. De esta manera se daba por cerrado un espectáculo con el que sólo podías salir con una sonrisa en la cara y la piel de gallina.


Fotos: Conte de Nadal, Albert Guinovart, Amics de la Unió

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
ainavegarofes