Critica

El ‘Carmina Burana’ de la OCM

13-01-2019

El próximo domingo 20 de enero a las 17.30h en el Palau de la Música Catalana, la Orquestra Simfònica Camera Musicae ofrece la cantata escénica más célebre para poner en marcha su maquinaria sinfónica y coral a las órdenes del maestro Josep Caballé Domènech. Carmina Burana, de Carl Orff, nos cautivará con su visceralidad y combinación de vanguardia y medievalismo. Además, para rendir homenaje al recientemente fallecido Joan Guinjoan, la orquesta interpretará su Fantasía del Trencadís.

Carmina Burana es, sin duda, la banda sonora de muchas infancias fantasiosas de una generación, la de los 80, que creció junto al Rey Arturo, Ginebra, Lancelot, Merlín y el hada Morgana gracias a la magia de la espada Excalibur, que volvió invencible al caballero de Chrétien de Troyes y que pone título a la película de John Boorman. Pero quien hizo una verdadera quête para componer, en 1937, una obra que tenía que hablar de la medievalidad con recursos vanguardistas fue Carl Orff. Así nace una página con la fuerza telúrica y la visceralidad de Carmina Burana, que atrapa de un vuelo al oyente da capo al fine.
 
Y cómo puede una obra en latín de aires medievales llegar tan directamente y de una forma tan sensual al oyente contemporáneo? Gracias a la conjunción entre -aparente- sencillez melódica y un ritmo extremadamente innovador, de influencia stravinskianas. Además, su querido anacronismo nos traslada a mundos lejanos y heroicos, donde los hombres y las mujeres son más fuertes, más valientes y más libres. Apela a nuestros instintos más primitivos y despierta nuestra imaginación estimulantes aventuras trobadorescas abastecidas de amor de lohn.
 
Así, Orff compone las Cantiones profanae cantoribus te Choris cantandae comitantibus instrumentos atque imaginibus magica (en latín: Canciones laicas para cantantes y coreutas para ser cantadas con instrumentos e imágenes mágicas) que, efectivamente, son canciones profanas aunque su origen tiene relación con lo sagrado: en 1803 se encontró, en un códice fechado en los siglos XII y XIII, una colección de 24 cantos en el monasterio Benediktbeuern, Alemania -por ello la obra de Orff también se llama 'Canciones de Beuern'. Pero no hay paso un canto a Dios en estos textos, sino más bien un canto a la vida y los placeres terrenales como el amor, la comida, la bebida, la risa y el jugar, así como una exaltación de la naturaleza – mucho más propia del siglo XIX que del XII. Demuestra la profunda humanidad y terrenalidad de unos servidores del Señor que también tienen ilusiones y deseos, monjes benedictinos que, entre oración y oración, también tenían tiempo para cultivar el hedonismo.
 
Carmina Burana es parte de Triunfo, un tríptico musical que incluye Catulli Carmina y Trionfo di Afrodite. El lenguaje musical de Orff desarrolla escasamente la polifonía, basándose esencialmente en neumas pseudo-arcaicos. El ritmo es un elemento riquísimo de la partitura, con cambios radicales dentro de un mismo canto escrito con maestría, de manera que el oyente lo digiere sin trasiegos a medida que avanza la partitura. Cabe destacar la importancia de la percusión en la orquesta, probablemente, el elemento que apela de una forma más directa a nuestros instintos y hace que vivamos una experiencia catártica, especialmente en el momento más célebre, el “O Fortuna”, que despierta en nosotros las imágenes más heroicas y triunfales.
 
Acompañarán a la Orquestra Simfònica Camera Musicae la Coral de la URV y el Coro de la FCEC, solistas de casa como la brillante y joven soprano Sara Blanch y el barítono Toni Marsol, que está haciendo una progresión ascendente, y el contratenor italiano Flavio Ferreri- Benedetti. Todos, dirigidos por Josep Caballé Domènech, “protegido” de Sir Colin Davis y director artístico de la Filarmónica de Bogotá (Colombia), así como director titular de la Colorado Springs Philharmonic. También ha ocupado el cargo de director general de la Ópera y Staatskapelle de Halle (Alemania) entre 2013 y 2018 y ha dirigido numerosas orquestas de gran prestigio y ha pisado los escenarios más selectos del mundo. Tal y como comentaba en una entrevista en Barcelona Clásica el director musical y artístico de la OCM, Tomàs Grau, Caballé será clave para tratar el aspecto rítmico con todo el rigor que requiere la pieza y “ayudar a ser tan excelsos a nivel de expresividad como de precisión rítmica”, siempre en busca del sonido perfecto.



Fotos: Josep Caballé Domènech, OCM
Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
ainavegarofes