Critica

Amatis trio: cámara de calidad

08-02-2019

El pasado 7 de febrero el Petit Palau, sala de cámara del Palau de la Música Catalana, se abrió para recibir el Amatis Trio, un trío formado por tres jóvenes intérpretes de todo el mundo que ha sido galardonado y alabado en numerosas ocasiones. El programa, enmarcado dentro del ciclo ECHO Rising Stars, contó con autores virtualmente tan diferentes como Haydn, Shostakovich, Mendelssohn y Tarrodi.

La sala, no del todo llena, recibió los intérpretes con un tímido aplauso. Lea Hausmann al violín, Samuel Shepherd al violonchelo y Mengjie Han al piano, los tres escandalosamente jóvenes y geniales.
Las primeras notas del Trío para piano en Do mayor, Hob. XV: 27 de Joseph Haydn hicieron gala de la magnífica técnica y precisión de los tres intérpretes, pero también del profundo trabajo de dinámicas y fraseo del trío, que parecía conversar y no interpretar. Tristemente, sin embargo, la acomodación del Palau destrozó la primera parte de la velada con la incapacidad de vetar la entrada a toda aquella gente que llegara tarde, lo que condujo a la entrada de unas 15 personas en la sala durante los primeros diez minutos de concierto. Ni que decir tiene que esto comportó el ruido de las puertas, de las conversaciones de aquellos que no sabían donde sentarse en medio de la oscuridad, de las huellas y toda la luminaria que entraba por las puertas cada par de minutos.

El primer movimiento de Haydn pues, quedó manchado por una horrible organización de la sala, que tapó completamente los fantásticos sonidos que llegaban desde el escenario. Una vez llegada toda la multitud fuera de tempo, el trío reanudó su interpretación y deleitó al público (que tristemente aplaudía medio entre cada movimiento) con el resto de un trío que quedó dibujado perfectamente por los intérpretes, que magistralmente apostaron por el acento en las dinámicas de la pieza, de un clasicismo casi exagerado.

El programa saltó en el tiempo para aterrizar en la Rusia de principios de siglo XX con el maestro Shostakovich, un gran repudiado en la programación habitual de Barcelona y alrededores. Antes de abordarlo, la violinista Lea Hausmann dedicó unas palabras al público e explicó alguna curiosidad de la pieza que tocarían seguidamente, el Trío para piano núm. 1 en Do menor, op.8 de Dmitri Shostakovich. El trío bordó el fantástico trío del compositor ruso, una obra ideada en forma de pseudo-sonata que juega socarronamente con las sonoridades clásicas y sus estructuras, y la música contemporánea al compositor. El trío, que se había lucido con el trío de Haydn, demostró que Shostakovich no les era extraño, al contrario, se lucieron aún más!

Después de una corta pausa el trío regresó al escenario, que esta vez no contaba con iluminación, para interpretar una pieza de estreno, Moorlands de Andrea Tarrodi. La pieza, que continuaba con el hilo experimental de Shostakovich, demostró nuevamente la capacidad del trío de abordar cualquier pieza y cualquier género y categoría, haciendo gala de la misma solidez sonora que habían demostrado tanto con Haydn como con el compositor ruso.

Por último, el trío de los tríos: el Trío para piano núm. 1 en Re menor, op. 49 de Félix Mendelssohn, una fantástica obra romántica de cámara que sumergió la sala en una fantástica atmósfera. Los intérpretes abordaron cada movimiento de manera magistral, a pesar de la constante interrupción del público, y el trabajo de armonías, de fraseo y de dinámicas fue excelso en cada compás y durante cada movimiento.

Los aplausos no se hicieron esperar, y demostraron tal entusiasmo que los intérpretes nos regalaron una propina musical: el Verano Porteño de Astor Piazolla.

Fotos: Amatis Trio. 

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