Critica

Los 3 compositores más programados del mes de enero

14-02-2019

Este mes de enero ha supuesto un gran homenaje al Romanticismo del XIX y el post-Romanticismo de principios del s.XX. Entre los días 12 y 29 de enero, las grandes composiciones de ópera de Puccini quedan representadas gracias al estreno de Madama Butterfly en el Liceu. OBC Cámara y el Palau de la Música permiten disfrutar de la obra de Puccini acompañado de otros compositores clave de la historia de la música. Y el RACBA se une a la OCB y el Palau para dar espacio a la primera mitad del siglo XIX con un repertorio de la música de Robert Schumann.

 

1. Puccini

 
El legado de Puccini no ha dejado indiferente el mundo de la música, y las innovaciones y conceptos que utilizaba crearon un referente también en el mundo cinematográfico. Así, por él el uso de pasajes modales o recursos politonales y la tonalidad o la atonalidad eran cuestiones definidas por las necesidades dramáticas de la obra.
 
Nacido en 1858, Giacomo Puccini es considerado actualmente uno de los mejores compositores de ópera de finales del siglo XIX y principios del XX. Muchas de sus obras forman ahora parte de la cultura popular musical. Su opera prima, de hecho, fue Le Villi, 1884, después de terminar sus estudios en el conservatorio de Milán del año anterior. Se puede considerar que es un compositor de piezas intensas, teatrales y melódicas, con una clara influencia francesa e italiana. Su primer triunfo llegó en 1893 de la mano de su tercera ópera, Manon Lescaut. Este éxito le permitió consagrarse en el género, abandonar Milán y marchó a vivir a Torre del Lago. A partir de entonces, se conocen numerosas obras, como Tosca o La bohème; así llegaba la época de sus mejores creaciones apoyado por la colaboración de libretistas como Luigi Illica y Giuseppe Giacosa.
 
Ecléctico podría ser el adjetivo que lo definiera, llega a producir numerosas obras de calidad además de sus doce óperas. En su variedad se puede descubrir cómo su obra marcó el cambio de siglo dando paso a una transformación estética profunda. No se podía quedar con un único concepto, por lo que su obra se encuentra llena de contradicciones y enfrentamientos entre ideas opuestas -ternura y terror, belleza clásica y grotesco, orden y caos, timidez y arrogancia, alegría y tristeza.
 
Las mujeres tuvieron un papel importante en su vida tanto a nivel afectivo como sexual, por lo que no es casualidad que uno de los temas recurrentes en sus óperas, como la de Madama Butterfly sea la destrucción de chicas jóvenes e inocentes a manos de una sociedad insensible. Unido su pesimismo con la muerte de su libretista Giacosa 1906 y el escándalo de infidelidad con su sirvienta, su trayectoria fue en decadencia. Sin embargo, antes de morir, compuso Turandot, que a pesar de quedar inconclusa por la llegada de la parca, se considera su obra más moderna y arriesgada.

 

2. Brahms

 
El compositor alemán se convirtió en uno de los protagonistas del Romanticismo. En una época donde la música se iba abriendo paso a la modernidad, el panorama se vio dividido entre los seguidores y detractores de Brahms o Wagner. Ante su contrincante, el primero consiguió encarnar para muchos el ideal de la evolución de la música clásica y la primera generación romántica.
 
Nació en mayo de 1833 en Hamburgo, en una familia modesta pero siempre relacionada con la música. El compositor se inició con el violín acompañando a su padre, que trabajaba junto a tabernas y bares. Asimismo, estudiaba teoría musical y piano (con Otto Cossel y, posteriormente, Eduard Marxsen). En la etapa formativa fue encontrando su camino, y una vez lo consiguió se mantuvo siempre fiel a su estilo: el romanticismo filtrado por lo clásico influido por Mozart, Haydn y Beethoven.
 
Su primera gran obra para el público fue el Concierto nº1 para piano y orquesta en re menor. Pero esta no fue bien recibida en un inicio en Alemania, por lo que decidió mudarse a Viena para continuar su obra. Allí fue, de hecho, donde consiguió crear gran parte de los éxitos de su repertorio sinfónico y conciertos; el compositor comenzó a llamar la atención por toda Europa con el estreno de su Réquiem alemán.
 
En unos inicios, Brahms se centró en la producción para piano, pero con su progresión terminó abordando también las grandes formas instrumentales (sinfonías, cuartetos y quintetos). No obstante, en el género que fuera y a diferencia de sus contemporáneos, se mantuvo siempre partidario de la música abstracta. Compuso, entre otras, las Variaciones sobre un tema de Haydn en versión orquestada, la Sinfonía nº1 en do menor, la Obertura del festival académico, el Quinteto de Clarinete en si menor, la Obertura trágica o la Sinfonía nº4 en mi menor.
 
Su fama le consolidó como una personalidad importante hasta el punto de incluirlo, junto con Bach y Beethoven, en Santa trinidad. Así llaman a las tres míticas “B”, considerados como tres de los mayores compositores de la historia de la música.
 

3. Shcumann

 
De nuevo ligado al mismo movimiento que Brahms, Schumann es considerado uno de los grandes y más representativos compositores del Romanticismo musical de la primera mitad del siglo XIX. Siendo compositor y crítico musical, toda su obra supone la máxima expresión de la corriente romántica: pasión, drama y alegría.
 
El compositor alemán nació en Zwickau en 1810, en una familia humilde que trabajaba en el mundo de los libros. Así, la vocación de Schumann giró a lo largo de toda su vida en torno a la música y de la literatura. Aunque se terminó imponiendo su carrera musical, nunca dejó de escribir poemas de tradición romántica, inspirado en autores como Goethe, Schiller, Hölderlin o Lord Byron.
 
Con sólo 24 años, el compositor se convirtió también en fundador y redactor de la Neue Zeitschrift für Musik. La publicación acabó consolidándose como el principal órgano difusor de las teorías musicales más progresistas de su época. Es quizá por ello que su obra posee una gran intensidad lírica y se caracteriza por la complejidad musical y la unión entre música y texto. Comenzó clases de piano con Friedrich Wieck, pero no pudo continuar debido a una lesión en la mano derecha de la que no logró recuperarse. Ante esto, continuó adelante, adentrándose en la producción sinfónica, camerística y operística. Fue en 1841 cuando creó la primera de sus sinfonías.
 
Su obra destaca, en parte, por el tratamiento que hace del piano y de la voz. Destacan sinfonías como la Renana, Escenas de cuentos, Cinco piezas en tono popular para violonchelo y piano, y las Fantasías para clarinete y piano.


Fotos: Puccini, Brahms, Schumann
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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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