Critica

Un concierto necesario y una música innecesaria

20-02-2019

El pasado viernes 15, la OBC ofrecía el primero de los tres conciertos habituales que realiza de cada programa en L’Auditori. Pero el de este fin de semana no era un concierto más, sino que la importancia iba más allá del hecho puramente musical para abrazar el social, ya que estaba programado en colaboración de la ONG Open Arms y la entidad Casa nostra, casa vostra, en los que el público podía optar por comprar la entrada con la tarifa REFUGI, el importe de la que se destinaría a la ONG. Un concierto que se dedicaba a las personas refugiadas y a las víctimas del Mediterráneo, dirigido por Rafael Payare.

El concierto, de formato capicúa, estaba compuesto por Muerte y transfiguración de Richard Strauss, Alle vittime senza nome de Peter Eötvös y finalizaba con otro poema sinfónico de Strauss, Vida de héroe. Cabe destacar y valorar positivamente la programación de la obra de Eötvos. Son pocas las ocasiones en que en la programación de la OBC podemos disfrutar de música actual sin que se trate de una obra de pequeñas dimensiones, para cubrir la cuota de música contemporánea, y pase a tener un gran peso en el repertorio del concierto, con el añadido en este caso particular que se trataba de un estreno a escala Estatal. Rafael Payare fue el encargado de dirigir este concierto tan especial.
 
El concierto estuvo dividido en dos, no sólo para la pausa de veinte minutos entre las dos primeras obras y la tercera, sino también por el nivel musical. La orquesta de la primera parte y la de la segunda parecían completamente diferentes. Inicialmente se echaron de menos los solistas de trompa y trompeta, que no pisaron el escenario hasta la última obra, y fue necesaria la hilera de nueve trompas, que se requería para interpretar Vida de héroe, para conseguir cohesionar la orquesta, que hubiera relación entre las cuerdas y los vientos y percusión, equilibrio y empaste.
 
La interpretación de Muerte y transfiguración fue marcada por una poética inexistente, en la que se obvió el carácter narrativo de la obra. Payare no supo definir los fraseos sinfónicos ni encontrar el equilibrio orquestal en los tutti, en que los trombones sobresalían incluso en momentos que tenían un papel secundario, y las cuerdas no alcanzaban el lirismo requerido para la obra. Ya sea debido a la proporción del tiempo de ensayo dedicado a esta obra oa la ausencia de los cabezas de trompa y trompeta que ayudan a cohesionar las diferentes secciones de la orquesta, el rol al que se alcanzó el director fue más el de llevar el compás que el de realmente conducir la orquesta por la música de Strauss.
 
Alle vittime senza nome es una obra creada en 2016 en la memoria de los refugiados que cruzan el mediterráneo en busca de una vida mejor y acaban siendo víctimas de mar. La composición presenta una muy buena escritura e instrumentación que permite que la música funcione fácilmente, y gracias a la gran cantidad de pasajes camerísticos y a la calidad con la que los músicos los interpretaron, no se evidenciaron tan claramente los problemas de dirección que se habían visto en la primera obra. Hubiera sido de agradecer una explicación de la obra en el programa de mano menos centrada en datos biográficos e históricas que en acercar la voluntad comunicativa del compositor al público.
 
La segunda parte del concierto, en la que se interpretó Vida de héroe, la orquesta hizo un cambio radical, en el que consiguió una sonoridad más compacta y firme, de la que destacaron positivamente todos los solistas, y en especial los solos impecables de trompa de Juan Manuel Gómez, y la magia e intensidad que creaba el concertino, Vlad Satanculeasa, en todos sus solos (tanto de esta obra como de todas las anteriores), que gozaban de una gran extensión. Peyare realizó una interpretación explosiva y muy efectista pero que desgraciadamente todavía permaneció en la superficie de la obra sin ir en busca de profundidad, de cómo hacer que la música que ocurría, fuera necesaria por sí misma.
 
En definitiva, fue un acto en el que el público, L’Auditori y la OBC, demostraron su compromiso social, pero que la música, que había de ser el eje central, por sí misma no trascendió. Estamos a la espera de que los dos conciertos restantes que se ofrecen con este programa tomen otro rumbo y partan de una interpretación menos superficial.


Fotos: OBC. L’Auditori.

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