Critica

Bach y los nuevos talentos

09-03-2019

El pasado domingo, 3 de marzo, los solistas de la Beca Bach de este 2019 – Angela Hicks, soprano, Daniel Folqué, contratenor, Martí Doñate, tenor, y Ben Kazez, bajo – junto con el Ensemble BZM ofrecieron un concierto al CaixaForum en el que interpretaron las cantatas BWV 150, BWV 32 y BWV 22 de JS Bach.

Se ha derramado mucha tinta para hablar sobre la juventud; esta etapa de la vida en que unas personas con menos experiencia pero con más energía y entusiasmo irrumpen con voz propia en un mundo de adultos, que los observa con una mezcla de curiosidad y escepticismo. Este paso del mundo de la formación y aprendizaje en el mundo laboral no siempre es fácil y a menudo cuesta encontrar las plataformas y los espacios adecuados para poder tener la oportunidad de presentarse en igualdad de condiciones que los compañeros con más años de carrera en las hombros. Es por ello que ayudas como las de la Beca Bach, creada por la Fundación BZM con el mecenazgo de Laboratoris Salvat, actúan como escenarios de una cierta promoción y bagaje para aquellos que quieran iniciar una carrera como cantantes solistas.

Tras el concierto del 20 de enero en L’Auditori, los solistas de la Beca Bach 2019 han actuado en el Caixaforum de Barcelona y el de Palma el 3 y 5 de marzo respectivamente y clausurarán esta beca con el concierto inaugural del Festival BACHCELONA el Palau de la Música. Siempre con repertorio de J.S. Bach, las cantatas del domingo pasado se interpretaron bajo criterios históricos y con los instrumentos barrocos del Ensemble BZM, que acompañó a los solistas bajo la dirección – desde el clavicémbalo – de uno de los fundadores del proyecto BZM, Daniel Tarrida.

Lo primero que hay que destacar del concierto del domingo pasado es que todos los músicos demostraron una gran profesionalidad interpretativa y un muy buen gusto musical. A pesar de una primera entrada algo dubitativa y un «Leite mich» con un sonido controlado y un poco frenado, a medida que avanzó el concierto, los solistas fueron sintiendo más el suelo bajo los pies y nos dejaron disfrutar de un color muy suave y trabajado con un resultado homogéneo en las partes corales (a destacar un Mein Gott, öffne mir die Pforta, donde supieron transmitir una paz reflexiva a través de unos pianos calmados).

A pesar de algunos pasajes rápidos algo estresados, en general todos los solistas mantuvieron un fraseo muy bien explicado, con unas dinámicas buscadas y unas intenciones claras. Los cuatro cantaron conscientes de la letra y con la voluntad de hacer llegar un cierto mensaje al público; las miradas de complicidad entre los cantantes y entre los músicos a lo largo del concierto denotaba un aire de compañerismo y cohesión que también llegó a las butacas, haciendo así más amena y cercana la música de Bach. También hay que decir, sin embargo, que esta conexión con la idea musical se perdía en algunos momentos en que habían terminado la intervención y, concentrados, esperaban de nuevo a volver a entrar.

La soprano inglesa Angela Hicks, con una voz clara y ligera y una gran expresividad corporal inició las arias solistas. Con un sonido más redondo a las vocales posteriores que las anteriores pero con unas bordaduras muy cuidadas y precisas, hizo avanzar con interés un Liebster Jesu, mein Verlangen muy sentido. El barítono, que no bajo, Ben Kazez inició su parte solista con un recitativo muy bien dirigido, con una voz aterciopelada y llena. Más cómodo en el registro medio que al grave, defendió con un resultado muy bien acabado todas las arias en las que intervino.

Martí Doñate, tenor, protagonizó un Mein alles in Allem, mein Ewiger Gut con una voz muy presente que rehuía la estridencia, con un color muy redondo y cálido. A pesar de una desconexión aparente entre intervenciones supo comunicarse con el público y dotar de una notoria voluntad musical el aria. Finalmente, el contratenor Daniel Folqué, con una voz dulce y nada engolada se supo defender con destreza en todos los registros. Si bien algunos pianos se perdían con la instrumentación, demostró tener bajo control la dificultad técnica y pudo lucir, así, un color joven y brillante.

En cuanto el Ensemble BZM, cabe destacar el buen papel de los violines – Cristina Altemir en la Sinfonía de la Cantata BWV 150 y Hansol Lee en diferentes ocasiones a lo largo de las diferentes arias y recitativos – la musicalidad del cellista Hyunkun Cho que aunque algún pequeño desajuste en la afinación acompañó con elegancia la gran mayoría de obras y el sonido cálido del oboe Katy Elkin.

Al terminar, junto con los aplausos de un público muy entregado, las caras de satisfacción y relajación de todos los músicos y cantantes reflejaba el trabajo y el esfuerzo que, seguro, habrá habido, no sólo detrás de este concierto, sino detrás del hecho de ser las cuatro personas seleccionadas este año para disfrutar de la Beca Bach y aprovechar, por tanto, esta oportunidad de abrirse terreno en el mundo musical profesional.

Foto: Solistes Beca Bach, J.S. Bach
Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *