Critica

La sonoridad mate de la OBC

01-04-2019

El viernes día 29 de marzo el Auditorio de Barcelona se llenó de par en par para recibir un programa de lo más curioso. En un mismo escenario se congregó la OBC, bajo la batuta de Kazushi Ono, Gautier Capuçon como solista invitado y decenas de alumnos de primaria de la escuela Pepa Colomer del Prat de Llobregat.

En una sala llena de familiares y gente poco habituada a la sala de conciertos, empezó el concierto y se presentó el proyecto “Et toca a tu” de este año, protagonizado por la escuela Pepa Colomer, sus alumnos, maestros y la compositora Mariona Vila, a quien la OBC había encargado una pieza para el concierto en cuestión.

El proyecto participativo, organizado por el Auditori Apropa, contó con ukeleles, contrabajos, violines y un coro, todos ellos integrados en escena con la OBC, y como conjunto interpretaron la pieza “Gallo de fuego”, escrita por Mariona Vila. La pieza, producto de meses de trabajo y colaboraciones, fue un homenaje a la pieza que cerraría el programa de la velada, “el Pájaro de Fuego” de Igor Stravinsky y demostró una gran labor tanto por parte del personal docente como de la compositora, que tuvo que combinar el nivel de la orquesta con el de los alumnos de ciclo medio.

Tras la emoción de la primera pieza de la velada, los niños y niñas salieron del escenario y reapareció la OBC en formato sinfónico. Hay que decir que este programa en concreto fue intepretado por una orquesta que en su mayoría estuvo formada por los llamados colaboradores, jóvenes intérpretes que a menudo colaboran con la orquesta y que, a pesar de cobrar la mitad que el funcionariado que los acompaña , son los únicos que mantienen la orquesta mínimamente viva, aportando una dosis de motivación y dinamismo imprescindible en una orquesta que hace años que ha perdido el apoyo de los más melómanos de la ciudad.
La Sinfonía núm. 3 en Fa mayor, op.90 de Johannes Brahms fue abordada de manera insípida y hasta el cuarto movimiento – Allegro – no hubo ningún momento digno de guardar para la posteridad. Una lástima, realmente.

Tras la pausa fue el turno del violonchelista Gautier Capuçon, que interpretó el maravilloso concierto para violonchelo y orquesta en La menor, op. 129 de Robert Schumann. El director de la OBC pareció desaparecer durante la interpretación de Capuçon, que dirigió la orquesta desde el banquillo de solista. La orquesta queda relegada al telón de fondo durante la demostración virtuosa de Capuçon, que fue interpretada con un toque de chulería marca de la casa y con una técnica quizás demasiado forzada, con el arco junto al puente y un sonido casi metálico.

Al terminar, Capuçon regresó al escenario para ofrecer, junto con la sección de celdas, una versión del “Canto de los Pájaros”, haciendo así un homenaje a Pau Casals y construyendo un puente político con el público barcelonés.

Por último fue el turno del Pájaro de Fuego: suite (versión 1919) de Igor Stravinksy, la pieza que cerraría la velada y que se emparejaría con el “Gallo de Fuego” de Mariona Vila. Hay que decir que, dejando atrás Brahms y Schumann, la orquesta pareció reavivarse y encararse con Stravinsky con energías renovadas. El trabajo de dinámicas, el fraseo de cada movimiento y las armonías demostró horas de ensayo, lo que no quedó tan clara con el resto del programa.



Fotos: OBC, Gautier Capuçon.

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