Critica

Josep Pons estrena en Japón ‘Alter Klang’, de Casablancas

23-05-2019

El próximo 28 de mayo de 2019 tendrá lugar, en la Opera City Concert Hall de Tokyo, el estreno en Japón de Alter Klang. Impromptu para orquesta a partir de Klee, de Benet Casablancas, por la prestigiosa NHK Symphony Orchestra, bajo la dirección del maestro Josep Pons, en lo que constituye su debut al frente de la primera formación nipona. El concierto, que lleva como título “Music Tomorrow 2.019”, está consagrado íntegramente a la creación musical actual. El programa se completa con obras de Dai Fujikura, Shoichi Yabuta y Georges Benjamin.

La obra, dedicada al maestro Pons

Alter Klang es la segunda obra de la trilogía que comienza con The dark backward of time (2006) y termina con la recién estrenada Darkness Visible. Está dedicada al purreigtenco Josep Pons y es fruto de un encargo de la Orquesta y Coro Nacionales de España de la que Pons fue director principal desde el año 2003. El maestro se estrena en Japón con la NHK Symphony Orchestra que, según afirma, es “la mejor de Asia, teniendo en cuenta que, además, hay muchas orquestas sinfónicas en Tokio”. Es un espacio que Pons tenía poco explorado en el que se está desplegando con éxito. En la confección del programa, el maestro revela que “las grandes orquestas nunca te imponen nada, hay mucho diálogo y quieren que el director esté a gusto: cuanto más grandes son más tries”. Pons afirma que la dirección “quiere mucha inversión de tiempo, pero cuando aprendes de una obra en profundidad es cuando la gravas”, que es lo que ocurrió con Alter Klang en 2007 en el Auditorio Nacional de Madrid.
 
Sobre la figura de Casablancas, afirma: “Benet va configurando una personalidad propia que cada vez es más clara. Se trata de un mundo más onírico muy basado en la armonía y el color, que podría venir de una cosmovisión debussyista, donde el ritmo no pesa, al tiempo encontramos relámpagos rítmicos, y donde la música va navegando desde un mundo al otro”. La obra tiene un marcado acento camerístico, como ocurría con la orquestación de L’enigma di Lea, pero, según Pons, “toda la gran música tiene vocación de música de cámara, con texturas que se recrean en las sonoridades tenues”.
 
Cuando le pregunto por la enorme responsabilidad para dar vida a una partitura, Pons afirma que “lo importante es que llegue el momento en que la obra deje de ser del compositor y pase a ser del artista. Te lo tienes que hacer tuyo”, y remacha el clavo: “Nosotros hacemos recreación, pero esta recreación puede ser muy creativa. Un control excesivo del compositor puede ser prejudicial”.
 
Según el punto de vista de Pons, Alter Klang es una obra que tiene mucho recorrido y que él mismo ha interpretado toda Europa. “Algo muy admirable y positivo de Casablancas es que se relaciona con los otros compositores de su hornada como ocurre con George Benjamin, de quien se presenta un trabajo basado en Wallace Stephens y su poema The Snow Men, que no deja de ser una obra de juventud, pero es cierto que el compositor inglés se puso muy joven. Esta obra y las coetáneas le valieron que Messiaen afirmara que “desde Mozart no había habido un talento musical tan potente”. El autor de Written on Skin, que se estrenó en el Liceu en 2016, presenta una genialidad indecible y comparte mucho bagaje con Casablancas.
 

Alter Klang, Paul Klee y la estética de Casablancas

La obra se inspira en la pintura Alter Klang. Abstracción sobre fondo negro (1925), de Paul Klee, y manifiesta recursos retóricos y sinestésicos que emergen de la adaptación del lenguaje pictórico a la música. Es para gran orquesta pero con carácter camerístico y se presenta como un negativo de su obra, en la que hay una gran exploración tímbrica y una lucha entre la composición cerebral y el nivel más sensual. La pieza de Klee desprende colores otoñales, cálidos, y así lo describe la partitura, especialmente los colores dorados vendrían representados por el metal, que en la parte central de la pieza se desatan. Esta obra encaja mucho en el universo Casablancas, un músico humanista que pretende mantener constantemente sinergias entre disciplinas. Dedicado a la docencia, la investigación y la divulgación, como músico se presenta como un gran virtuoso orquestal de marcada fuerza expresiva y claridad polifónica.
 
Tras su irremediable modernidad esconde la Vieja Europa, siendo deudor de la Zweite Wiener Schule aunque sin dogmatismos. Adopta la precisión de Webern, la expresividad de Berg y los “rastros de belleza” de Schönberg, especialmente su tercer período, el llamado “Clasicismo”, donde Casablancas se siente más libre, después de pasar por la fase serial -recordemos que estudir con Cerha. Susana Zapke considera que la combinación de principios serialistas y estrictamente constructivistas con un lenguaje lírico y profundamente expresivo “confiere a su obra un singular perfil que escapa a categorizaciones radicales apriorísticas”. La huella vienesa es además ineludible, no sólo en su lenguaje musical “sino en su tipo de humor, en la sutil ironía, en este tipo de intelectualidad que trasciende una actitud fina y crítica a la vez, propia en todo gran intelectual, en su honestidad y autenticidad, en eso que Schönberg denomina “la necesidad interior” (“innere Notwendigkeit”), Benet entronca con una forma de pensamiento y una actitud artística absolutamente vienesas”, concluye la profesora.
 
Pero también ha sido atento a las vanguardias de Debussy y Stravinsky, Boulez y Ligeti, aunque nunca se ha sentido atraído por las corrientes francesas como la música concreta o la electroacústica: “Será preciso, como condición preremptòria, 'desescuchar' a los perecederos dictados de la moda abandonando al mismo tiempo todo experimentalismo (…) refractarios a la mistificación de los nuevos medios tecnológicos”, afirma Casablancas. Todo, para acabar encontrando una voz propia consolidada, alejado de dogmatismos modernos y eclecticismos post-modernos. No en vano, Casablancas habla de “rígido dirigismo Darmstadt” de los años sesenta y setenta y la “sorda imposición totalitaria de los mass media y los subproductos industriales más 'ensuciador”, refiriéndose a aspectos metamusicals que influyen en un autor.
 
“El oficio es garantía de inteligibilidad y emoción”, afirma Casablancas, que trabaja con sonoridades amplias y muy expansivas que buscan cierta transparencia sonora y, cuanto más tiempo pasa, más buscan transmitir emociones. En su obra encontramos áreas de alta densidad y actividad sonora que contrastan con pasajes de breves diseños rítmicos con proliferación motívica y transfiguración temática, con una paleta expresiva muy dúctil. A nivel armónico, tiende a una disposición muy abierta a los graves inspirada en la distribución del espectro armónico, hasta el punto de agotar el total cromático. Busca, de alguna manera, la fusión de la armonía con el timbre y, en consecuencia, la armonía contextualizada resulta en un efecto tímbrico. La suya es una escritura brillante y viva, que a veces se deja llevar por los arabescos que confieren a la obra un carácter caleidoscópico interesante acompañado de una orquestación preciosista. El resultado de su música es, sin duda, mucho más espectral que minimalista con trabajos muy expresivos que contrastan con otros caracterizados por la economía discursiva y la contención emocional que aportan un sonido, como afirmaría Hèctor Parra, “más tierno, más amaderado y armónico, y menos tenso, metálico y dramatizado”. Esto lo acerca a texturas estadounidenses cercanas a Jonathan Harvey, Oliver Knussen o Magnus Lindberg.
 
Casablancas quiere restituir la música artística para convertirse una vez más un vehículo interiorizado de conocimiento y signo de elevado civismo, mediatizada su dimensión expresiva -y por eso mismo emocionalmente potenciada a los máximos niveles que permite la objetivación poética- por la fortaleza constructiva a la que se refería Hölderlin.
 
En la música contemporánea, “la obra deberá defenderse ella sola sin que pueda apelar a muletas externas, ajenas a su naturaleza más íntima, liberada de inercias endogámicas y cierta propensión hacia el ensimismamiento autista”. Sin embargo, el compositor sabadellense tiene un interés -consciente o no- por la comprensibilidad a través de las sinergias creadas con otras disciplinas haciéndolas dialogar y convivir, buscar puntos de encuentro “para convertirse así en un poderoso acicate al servicio del desarrollo pleno del potencial humano “. Ha musicado palabras de Foix, Martí i Pol, Milton, Argullol, Muñoz Molina, Nooteboom, Oliver (Pere Quart), Pessoa, Poe, Rilke, Shakespeare, Cervantes o Yeats, mientras que homenajeó a artistas plásticos como Turner, Dalí, Klee, Picasso, Chillida o Rothko.
 
En palabras de Benet Casablancas, “la mejor música -al igual que el arte más elevado- raya siempre lo elegíaco, hasta convertirse, atendiendo a lo transitorio y perecedero de la naturaleza, en el mejor emblema del memento mori.” Y sigue: “Pero junto con eso (…) la música tendrá siempre cierta dimensión utópica, y por tanto progresiva, que la impele con ardor y entusiasmo hacia experiencias siempre nuevas y hasta el más profundo de la nuestra condición humana”. Alter Klang es un ejemplo de esta búsqueda constante por el misterio más grande de todos, que es la música.
 

El periplo japonés de Casablancas

No es la primera vez que la música de Benet Casablancas se ha podido escuchar en diferentes salas japonesas. Sus obras han sido programadas en diferentes ciudades y festivales de Japón (Tokio -Summer Festival, Bunka Kaikan-, Nagoya, Osaka) e interpretadas por formaciones como la Tokyo Sinfonietta (dirigida por Yasuaki Itakura) y el Ensemble Nomad (Norio Sato), y por grupos españoles como el trío Kandinsky o el pianista Àlex Alguacil, con obras como Tres haikus para piano, Movimiento para trío, New Epigrams o Seis glosas sobre textos de Cees Nooteboom. Sin embargo, esta será la primera ocasión en que Casablancas se presentará ante el público japonés con una de sus partituras sinfónicas, dicha Alter Klang, escrita por encargo de la Orquesta Nacional de España y que tras su estreno en el Auditorio Nacional de Madrid se ha estrenado también con éxito en varios países europeos: Holanda (NYE of the Netherlands), Suecia (Malmö SymfoniOrkester) y Bélgica (Orchestre National de Belgique), así como en L’Auditori (OBC) la temporada 2011-2012.
 
Coincidiendo con este evento, Casablancas participará en diferentes actividades programadas por el Kunitachi College of Music, invitado por Toshio Hosokawa para impartir un seminario sobre Alter Klang, y el Instituto Cervantes de Tokio, donde se celebrará la conferencia-coloquio “La creación musical en nuestro tiempo: un periplo personal “, los días 27 y 29 de mayo, respectivamente. Hace unas semanas, Benet Casablancas, uno de los compositores catalanes más internacionales, protagonizó el estreno de una ópera en el Gran Teatre del Liceu, L’enigma di Lea, con texto de Rafael Argullol y puesta en escena de Carme Portaceli.


Fotos: Alter Klang (Paul Klee), Benet Casablancas, Josep Pons.

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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