Critica

La belleza del agua y los hombres antiguos

24-05-2019
El día 23 de mayo de 2019 el Palau de la Música acogió, dentro del Ciclo Palau 100, la conocida formación de música antigua Akademie für Alte Musik Berlin, ensemble que presentó un programa de lo más interesante y bien hilvanado, pensado alrededor de la idea de los elementos naturales de época barroca, pasando por obras de autores bien conocidos en las Cortes europeas de los siglos XVII y XVIII.

 
La velada se presentó interesante, con un Palau lleno hasta la bandera en uno de estos noches que empiezan a calentarse, y la Akademie für Alte Musik Berlin salió al escenario en medio de un aplauso tímido. Una vez todos y todas eran sobre el escenario, una de las magníficas flautas empezó a sonar, de una manera tan delicada e irreconocible, que el público del Palau no hizo silencio hasta que la primera pieza hacía rato que estaba siendo interpretada. Esta primera casi inaudible fue Tempête, un fragmento de la ópera Alcione de Marin Marais, que hizo de introducción al programa que debería construirse en torno a la idea de que el mundo barroco tenía los elementos naturales, concretamente del agua . Es casi obligatorio aplaudir la concreción y la solidez del programa que la Akademie presentó en el Palau; no es muy habitual presenciar programas concertísticos con tanta coherencia conceptual, a pesar de la nula presencia de las numerosas mujeres compositoras que en la época llenaban las Cortes reales europeas y contaban con el favor y el patronazgo real (como es el caso de Elisabeth Jacquet de la Guerre o Barbara Strozzi). En fin, se deberá dar por supuesto que no se puede tener todo.

Una vez terminada una magnífica pero tristemente poco audible interpretación, el ensemble se recoloca y abordó Las fontaines de Versalles, del compositor francés Michel-Richard Delalande. La pieza de Delalande, compositor de la Corte del Rey Sol, pretende evocar la grandeza y la maravilla del Palacio de Versalles y sus jardines, homenajeando, como era habitual en la época, el rey mecenas. Los fantásticos instrumentos de los integrantes de la Akademie für Alte Musik se lucieron sobre manera en la interpretación de esta segunda pieza, que a pesar de demostrar una delicadeza exquisita en el trato musical, manifestó una fuerza considerable.

Al final del viaje sonoro por los jardines de Versalles y después del merecido aplauso, los intérpretes empezaron a afinar sus instrumentos, tarea que cualquier entendido o amateur sabrá que, cuando se trata de instrumentos antiguos, puede ser bastante delicada. El público del Palau pero, no lo tuvo en cuenta para nada e inicia una serie de murmullos que acabaron tapando el sonido de aquellos que afinaban. La desconsideración del público barcelonés nunca dejará de sorprenderme.

Fue el turno de la conocida Apertura de Wassermusik, TWV 55: C3 de Georg Philipp Telemann. Los diferentes elementos que conforman la llamada apertura fueron desplegando como si se tratara de un cuento sonoro, creando un diálogo delicioso entre los diferentes intérpretes y las melodías que Telemann creó inspirándose en el río Elba a su paso por Hamburgo.

Después de una pausa la Akademie ofreció su interpretación de la Water music de Georg Friedrich Händel, una pieza capital del repertorio barroco escrita en 1717 y dedicada a la excursión fluvial de la familia real inglesa por el río Támesis. La versión de la Akademie continuó con el detallismo, la fuerza y ​​el carácter de la primera parte de la velada, y fue mostrando las diferentes facetas de la pieza de Händel.

A lo largo del concierto se hizo patente el trabajo casi preciosista detrás del ensemble, las armonías tan bien estudiadas e interpretadas, los dibujos y el fraseo de cada pieza, el conocimiento absoluto de cada intérprete y su instrumento, la narrativa subsecuente en cada pieza. El barroco en su estado más puro, o como mínimo desnudo y comprendido en su plenitud por unos intérpretes dedicados más que capaces.

La maravilla de escuchar y disfrutar música barroca interpretada por artistas de un altísimo nivel es quizás comparable al disfrute de testimoniar un recital de poesía en la intimidad, sentir como se desarrollan las historias y los pensamientos, como la sonoridad de ciertos instrumentos y su timbre se relacionan con imágenes y transportan al oyente bien lejos de donde se encuentra, es algo realmente maravilloso.


Fotos: Akademie für Alte Musik Berlin
 

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