Cámara

Residencias Musicales en La Pedrera: arraigo en Barcelona

06-08-2019
La Fundació Catalunya La Pedrera presenta la octava edición del programa de Residencias Musicales con el pianista Albert Cano Smit, el clarinetista Miquel Ramos y el contratenor Víctor Jiménez Díaz y, en el ámbito de la composición, cuenta con Raquel García-Tomás. Cada tercer domingo de mes entre septiembre y mayo tenemos cita musical en la casa modernista.
Dentro de su programa cultural y de apoyo a los jóvenes talentos, La Fundació Catalunya La Pedrera arranca la octava temporada de residencias, después de haber proyectado, por un lado, y arraigado, por otro, a 21 jóvenes músicos con una carrera internacional al alza y un reconocimiento notorio por parte del público barcelonés. A estos 21 se les ha de sumar la novedad de la temporada pasada, un compositor residente, en este caso, Joan Magrané, que este año ha estrenado una ópera en Peralada que se podrá ver en el Foyer del Liceu y será compositor invitado en el Palau de la Música Catalana. Este año, la compositora residente es Raquel García-Tomás, que compondrá tres obras, una para cada músico residente, que serán estrenadas en el espacio irrepetible de la Casa Milà.
 
Figuras como Lluís Grané, Joel Bardolet, Marta Puig, Sara Blanch, Josep-Ramon Olivé, Victor de la Rosa, Ignasi Cambra, Roger Morelló, Sara Cubarsi y muchos otros han actuado en solitario, en dúo y con ensemble al auditorio de La Pedrera. La temporada 2019-20 los protagonistas son el pianista Albert Cano Smit, el clarinetista Miquel Ramos y el contratenor Víctor Jiménez Díaz. Todos coinciden en decir que “siempre he tenido una muy buena opinión debido al altísimo nivel de los músicos que han participado en ediciones anteriores. Por otra parte, es un lujo poder hacer música en un espacio tan especial y emblemático como este”. También se muestran satisfechos por el hecho de que Catalunya Música registre sus tres conciertos.
 

Arraigo en Barcelona

Los jóvenes intérpretes están de acuerdo en considerar que participar en Las Residencias Musicales de La Pedrera es un gran honor por el prestigio que tienen pero, sobre todo, por la oportunidad de darse a conocer en Barcelona que, aunque a menudo es la ciudad natal, por el hecho de haber ido a estudiar fuera reciben más reconocimiento Pirineo arriba que en casa. Albert Cano afirma: “Me fui bastante pronto a estudiar fuera de Cataluña y por tanto no he tenido la oportunidad de darme a conocer. Me parece fantástico hacerlo donde se han presentado tantos buenos músicos con los que también puedo hacer cámara, estrenar obra y establecer lazos. Las Residencias me ayudan a conectarme a la escena musical en Barcelona y conocer mucha gente”.
 
Por su parte, Miquel Ramos nos comenta que “esta residencia representa una oportunidad para poder estar más cerca del público del país”, ya que “la mayor parte de los conciertos que realizo están en el extranjero y tengo ganas de poder tener más presencia en Cataluña y ofrecer mi música a la gente de aquí”. Víctor Jiménez también se muestra muy entusiasmado: “Me ha sorprendido mucho el hecho de que el programa no se resume en tres recitales y ya está, sino de explorar el perfil, ser valiente, con la filosofía de ir a fondo perdido para hacer que las personas que pasan por la residencia hagan poso en la sociedad de Barcelona. La fundación ayuda a crear una audiencia que nos soporte a lo largo de nuestra trayectoria, y tenemos tres oportunidades para hacerlo”. Y continúa: “Es un proyecto con muchas caras y sirven para que tú te conectes con la industria en Barcelona con la posibilidad de hacer relaciones públicas porque, al final, sí, recibo muchas llamadas, pero casi todas las interesantes son las de fuera y que una institución como la Pedrera que tiene solera y prestigio -aún más de lo que pensaba- se interese por ti es muy bonito. Uno se siente valorado en su propia ciudad, con quien de alguna manera hago las paces”. Porque “debemos tener la oportunidad mutua de conocernos. El público es el que impone y los programadores se aprovechan. Es como una compensación por el mutismo de mi ciudad”, afirma, remachando el clavo.
 

Libertad artística y experimentación

“Los de la Pedrera te dan coraje para que hagas algo que sea diferente y que no harías en otro lugar. Además, que haya un compositor residente representa el futuro de la música”, comenta Albert Cano. Por su parte, Miquel Ramos lo ve así: “Siempre es una suerte que una fundación como la Pedrera decida confiar en ti y darte libertad para que puedas experimentar y crear sin la angustia de tener que pensar en otros aspectos como la 'afluencia de público”. Pero matiza: “La libertad creativa es algo muy personal y que cada uno decide hasta donde la llega. Hay muchas artistas que han decidido y deciden hoy en día crear sin tener la certeza de que lo que están creando tendrá un interés para el público. En todo caso, me gusta plantearme los proyectos personales desde la sinceridad, pensando muy cuidadosamente cada paso que hago, por lo que al final del proceso confíe firmemente en cada propuesta, tanto si se aleja de los estándares de concierto convencionales como si no”. Cano insiste: “La Pedrera te da una libertad fantástica, sin depender de los programadores, todo es positivo”.
 

Trato exquisito

Víctor Jiménez nos explica que “todos estamos muy contentos, nos sentimos acogidos, valorados y queridos porque te hacen una gran bienvenida”. Según afirman los residentes, las organizadoras hacen una función “muy maternal”. La pregunta constante es: “¿Estás bien, estás contento? Tú eres el protagonista. Nada que ver a tener que adaptarse a un director artístico”. Y añade: “Es maravilloso que cojan mi nombre y se lo hagan suyo, que Víctor sea el contratenor de Barcelona”. En La Pedrera se han dado cuenta que hay que difundir “el nivel de compromiso del artista, sobre todo hoy en día que, con las redes sociales, todo se reduce a “likes” cuando el impacto debe ser en sus audiencias, la fidelización”. Todos coinciden en que “lo que pasa en el concierto es lo que hace que se fidelice el público”.
 

Diálogo con compositores y apuesta por la nueva creación

Otro aspecto en el que coincidieron todos los residentes es en el hecho de que tener un compositor o compositora residente que les haga “un traje a medida” es maravilloso, y, al mismo tiempo, lo es poder tener contacto con otros compositores, porque “ellos son el futuro “. Por ejemplo, Albert Cano no había sido directamente vinculado a las Residencias más allá de una experiencia con Ramon Humet: “Una cosa curiosa es que una vez, de forma aleatoria, en Madrid, me pidieron que escogiera una obra de un compositor catalán y elegí a Humet y resulta que la obra elegida había sido compuesta por las residencias y estaba grabada en la Pedrera”.
 
También se han planteado el hecho de pedir más encargos, pero el contratenor considera que estrenar otros compositores eclipsaría a Raquel García-Tomás pero, al mismo tiempo, quería ver a compositores vivos porque “es una oportunidad para actualizar mi repertorio, basado esencialmente en el siglo XVIII “. Lo que tienen muy claro es que “las obras de encargo pueden pasar a repertorio y, sin duda, estar con compositores vivos nos ayuda a revistar compositores anteriores”.
 
Ahora bien, Albert Cano es realista y comenta que “cierta música moderna que experimentan es difícil de escuchar y hacerla convincente, pero es necesario que el público se le planteen retos y se le ofrezca la capacidad de sorprender”. Y añade: “Es muy bonito que esto nos pase a La Pedrera de Gaudí, esencia del progreso artístico sin concesiones al público, para que las obras contemporáneas son lo mejor para el arte y para el futuro”.

Crecimiento personal y oportunidades

Cada residente hace su carta a los Reyes y hay que decir que todos esperan muchas cosas positivas de su estancia en La Pedrera. El clarinetista Miquel Ramos, por ejemplo, aspira, “en primer lugar, a seguir creciendo como persona y músico. Esto será posible gracias a la colaboración con otros músicos, como los de Lassus Quartet, con quien hace tiempo que tengo ganas de tocar, Alex Ramírez, el pianista con quien formo dúo y de quien siempre aprendo música, de en Jaume Sangrà, actor físico con quien prepararemos un espectáculo musical muy especial en mi recital solista, y Raquel García-Tomás, de quien espero poder acercarme más a su lenguaje y mundo expresivo. Por lo tanto, a través de los conciertos que he propuesto para el ciclo he intentado mostrar diferentes facetas que me interesan como intérprete”.
 
Víctor Jiménez nos comenta que, bajo la tutela de La Pedrera, tiene tres oportunidades para hacer lo que quiera, con repertorios que no haya explorado siendo el protagonista, “y eso es muy motivador”. Además, valora el networking y que lo conecten con los medios: “Si los medios no se hacen eco es como si ni hubiera pasado”. Desde La Pedrera se quiere que los residentes presenten tres programas que puedan ser atractivos para los programadores de la ciudad y, además, los ponen en contacto con otras instituciones. “No les interesan intérpretes y suficiente, sino liderazgo y la personalidad, gente proactiva que ponga en marcha proyectos en torno a su propio perfil”.
 
Albert Cano tiene una opinión similar y añade: “Es una experiencia no sólo en torno a un encargo sino en contactar los músicos, coordinar los ensayos, los retos del mundo real”. En realidad, “se trata de un viaje para encontrar tu identidad y autenticidad, y encontrar lo personal es una búsqueda muy larga, pero puede desarrollarse, en gran parte, en este espacio tan especial donde puedes ser sincero contigo mismo”. Es difícil hoy en día tener voz propia con las redes, que te influencian tan directamente, que todo está mucho más homogeneizado, “incluso el sonido de los pianistas, y hay que estar un poco aislado en la búsqueda musical para, además, encontrar el repertorio adecuado”.
 
Y Víctor Jiménez añade que “es un regalo que he aprovechado para hacer tres cosas que hacía tiempo que quería hacer: volver a trabajar con la Orquestra Barroca de Barcelona (OBB), hacer música francesa con Juan Antonio Domené y volver a Barcelona tras hacer recuperación de repertorio europeo rescatando música que se estrenó aquí en el siglo XVIII. Dentro de mi interés por la música contemporánea, me gusta mucho el perfil de Raquel, y me conecta con el mundo compositivo actual”.
 

La compositora residente: Raquel García-Tomás

La temporada pasada, la Fundació Catalunya La Pedrera se tiró a la piscina y añadió un cuarto residente en la ecuación: un compositor, en este caso, Joan Magrané. Este año tenemos la suerte de contar con Raquel García-Tomás, una de las voces más potentes de su generación, que acaba de estrenar una obra cómica en Madrid y Barcelona y tiene fuerte presencia en nuestro país.
 
Hablando con ella nos confesó que “no me ha venido de repente, el año pasado ya habían contado conmigo. Y como con Joan ha ido tan bien pensé que seguro que habría la oportunidad”. Ve esta oportunidad con gran ilusión, ya que “los intérpretes que participan son muy buenos, La Pedrera es histórica y la Fundación cubre un área muy importante de la vida cultural del país”. Considera que en casa se siente reconocida: “Aquí tengo actividad profesional y me gusta”. También añade que es muy bueno que La Pedrera haya recuperado el espíritu de trabajar con compositores y “que las instituciones se vuelvan a interesarse por la nueva creación”.
Sus obras para las Residencias iniciarán el ciclo “My old gramphone”, con el gamófono como hilo conductor, “coger el mecanismo de una máquina y reproducirlo con un humano”, explica. En estos conciertos no hay electroacústica pero sí un paisaje sonoro y lo que toquen ellos “debe parecer una grabación antigua que sufre circunstancias, todo muy cuidado y calculado”. Según el instrumento, variamos la técnica, “con el piano trabajamos saltos de aguja y loops, con el clarinete la calidad tímbrica, haciendo que disminuya con cambios de afinación y vending. Y con la voz parte de los recursos están relacionados con la música del Barroco o del Renacimiento de forma que dé la sensación de hacer sonar un disco antiguo con música antigua. Las tres obras llevan vídeo en tiempo real con fondo negro y formas blancas que quiere ser una abstracción de la música”. Cree que Las Residencias le pueden aportar nuevas experiencias compositivas y acercarse a nuevo público.
 
Sobre García-Tomás, Víctor Jiménez afirma que “tiene un mundo sonoro propio, no se dispersa, no hace música grandilocuente, hay mucha sencillez buscada, como con el Barroco, que es minimalista, ella nunca huye de la melodía y por tanto para mí su música es orgánica. Quiere explorar la naturaleza de la propia voz, poner en valor mi instrumento, hacerme un traje a medida. De trato es muy fácil, muy agradable, abierta, y deja que las cosas fluyan”. Y sentencia: “No será la primera vez que recurra a la Raquel como persona y como músico”. Finalmente, Miquel Ramos espera “poder acercarme más a su lenguaje y mundo expresivo. Estudié con ella en la ESMUC y compartí algunas ratos muy divertidos! Es una persona muy vital y alegre, siempre encontramos fácilmente un espacio cómodo y distendido”.
 
Fotos: Raquel Garcia, Albert Cano, Victor Jimenez, Miquel Ramos.

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