Òpera

En ocasión de Plácido Domingo

13-08-2019

Hoy, la revista Associated Press ha publicado un artículo que acusa al divo español Plácido Domingo de haber abusado de ocho cantantes y una bailarina en los últimos treinta años. Siempre hemos de contar con la presunción de inocencia, pero, en cualquier caso, las voces del mundo de la ópera comentan que Domingo “no es ningún Santo”. Ocho se han mantenido anónimas y sólo una, la mezzosoprano Patricia Wulf, se ha atrevido a denunciar públicamente el abuso.


La historia de las mujeres está llena de rechazo, acoso, humillación y desprecio por parte de unos hombres que, durante siglos, han quedado impunes porque las convenciones sociales -que ellos mismos dictaban- encubrían cualquier acto devaluador de la mujer. En los últimos años, con el movimiento #MeToo, muchas mujeres han perdido -o han intentado perder- el miedo a denunciar abusos sexuales de varios grados. A la luz de los acontecimientos, Plácido Domingo se excusa diciendo que “eran otras épocas y que la vara de medir era diferente”. Sí, es cierto, las normas del flirteo eran quizás otras, pero el sentimiento de rechazo y menosprecio de una mujer, sea ahora, hace treinta años o en la época de Hildegard von Bingen es el mismo. Los hechos son los hechos, y las consecuencias personales y profesionales para las mujeres acosadas por el astro fueron nefastas, lo fueron en ese momento, y lo serían ahora. He hablado con algunos hombres que relativizan la situación. No nos damos cuenta que las mujeres, además de cobrar menos, tener menos oportunidades laborales por los condicionantes personales, que luchar más para el éxito profesional y tener vidas múltiples (profesional, madre, esposa, hija…) encima, nos toca justificarnos cuando pasan eventos de este tipo.
 
El mundo de la ópera, así como la danza, el teatro y el cine, es especialmente proclive a este tipo de comportamientos, porque, donde está el límite? Son profesiones donde los sentimientos están a flor de piel y donde, muchas veces, los hombres pueden confundir que un arrimo en el escenario no significa un “Sí” fuera de este. Conozco cantantes que afirman que “he engañado a mi mujer con la soprano pero es que, claro, cuando te pasas tantas horas en el escenario íntimos y una cosa lleva a la otra…”. Estoy prácticamente segura que estas “sopranos” han tenido relaciones consensuadas con estos cantantes, pero ¿y si no? ¿Qué pasa con un cantante que, no sólo es el protagonista de la ópera, sino que es el director artístico o general y tiene el poder no sólo de contratarte a su teatro, sino que con una llamada te puede arruinar la carrera. De hecho, no hay que centrarnos sólo en los cantantes en el mundo de la ópera, ya que un periodista especializado, con una mala crítica, puede comprometer tu carrera por despecho de tu negativa a sus insinuaciones, o qué pasa con los directores de orquesta, directores de coro y los managers? Todas las posiciones de poder pueden conducir a un abuso, ya que el poder corrompe, y, aún más, ante una mujer bonita. Por lo tanto, todas tenemos que ser fuertes y, aparte de decir “No”, lo tenemos que denunciar.
 
Ahora bien, este tipo de comportamiento abusivo no sólo ocurre con las mujeres, sino que en el mundo de la cultura, donde hay una alta cuota homosexual, muchos jóvenes también se sienten amenazados por este hecho. Y quizás a ellos les cuesta aún más afrontar el problema, porque históricamente ha sido una cuestión femenina.
 
Fotos: Plácido Domingo

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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