Òpera

Ópera para todos los públicos

27-09-2019

El CaixaForum, del 19 de septiembre del 2019 al 26 de enero de 2020, presenta la exposición Ópera, pasión, poder y política para acercar el género de la lírica a todos los públicos.

A menudo la palabra “ópera” ha sido percibida en el imaginario popular como concepto de ostentación, ni suficientemente accesible ni suficientemente próxima a la cultura de masas. Una visión sesgada y tópica que a día de hoy es posible desmontar fácilmente gracias a las propuestas que la acercan a todos los públicos. Un aliciente cultural que encontramos presente en la cartelera de las salas de cine, a las promociones para jóvenes, niños y adultos, ópera a los pequeños teatros, salas de concierto, parques, mercados, calles, y en cualquier espacio comunitario … La llama es omnipresente y la voluntad organizativa de cientos de entidades empuja nuevos proyectos a pesar de la precariedad económica que se ven obligadas a afrontar.


Un bagaje de éxito


En 2017 el Victoria and Albert Museum de Londres sacó adelante una iniciativa que exploraba las posibilidades de una muestra museística de género operístico. Gracias a la labor de la comisaria Kate Bailey, conservadora de exposiciones senior y productora del Departamento de Artes Escénicas del Victoria and Albert Museum de Londres, con colaboración de la Royal Opera House de Londres y el asesoramiento de su director, Kasper Holten, la exposición Ópera, pasión, poder y política consiguió el reto de acercar nuevos públicos a un recorrido que resumía 400 años de historia a través de 7 ciudades europeas, que correspondientemente habían convertido en el lugar de estreno de una ópera. También entorno a la obra y figura del compositor hay convergerían todo de elementos expuestos, para poner de relieve el contexto político, social y artístico de cada uno de los 7 períodos elegidos para la muestra. Una realidad que se repitió en Madrid, sólo dos años más tarde, cuando a principios de este 2019 la Obra Social “La Caixa” tramitó la importación, esta vez con el apoyo de entidades, teatros y museos del estado español y la colaboración de los mismos organizadores que lo hicieron posible en Londres. El éxito obtenido en la capital madrileña acabó proclamando esta exposición como la más visitada de la historia de todas aquellas que CaixaForum ha organizado hasta el día de hoy.

En Barcelona la exposición llega exactamente con los mismos elementos y secciones que la conformaron en Madrid, con la colaboración del Gran Teatro del Liceu. Ambas ciudades han contado con el añadido de una octava sección en la muestra que hace referencia al compositor Isaac Albéniz, con su ópera Pepita Jiménez. Un rasgo que pone de manifiesto la convergencia artística de la exposición con el fin de acercarla también al reflejo social y autóctono. La suma de la muestra engloba varios ejemplares en cada uno de los periodos históricos de la música, la moda, la literatura, la danza o las artes plásticas. El recorrido se inicia con el apoyo de unos auriculares que guían al visitante a través del itinerario y que se sincronizan a través de diferentes pistas musicales según por donde se pasa. Los audios incluyen desde la presentación de bienvenida y observaciones del director musical Josep Pons, hasta cerca de 30 fragmentos musicales de varias óperas que se pueden escuchar en cada uno de los puntos del itinerario.



Cuatro siglos de música en cuarenta y cinco minutos


El viaje se inicia en la renacentista Venecia de Claudio Monteverdi en 1642, que cuenta con la presencia del manuscrito original de La coronación de Popea del compositor italiano; es la época en que la ópera traspasó el entretenimiento del ámbito privado a la esfera pública. El recorrido transporta seguidamente al espectador hacia Londres, cuando Georg Friederich Häendel estrenó Rinaldo; ejemplo del período que confrontó las tensiones sociales de una ópera tradicional inglesa en declive por la llegada de la moda de inspiración europea, la ópera italiana y los castrati. La Viena de Mozart en 1786 es presentada a continuación con la irrupción de la ilustración y el estreno de la ópera cómica Las bodas de Figaro, apartado que incluye el piano que Mozart tocó ante el Papa en su visita a Praga. De Viena a la Milán del Risorgimento italiano, con el estreno de Nabucco de Giuseppe Verdi en 1842. La partitura original del corazón de esclavos hebreos “Va, pensiero” acompaña el hito histórico que supuso la unificación del país, convirtiéndose en un himno de libertad.

A pesar de la peculiaridad que supone la relación de Wagner con la capital francesa, la acción se traslada posteriormente a París en 1861 con el estreno de Tannhäuser, periodo de una gran esplendor operística y que sirvió de inspiración a grandes artistas como Manet ; sin embargo, también de una gran polarización de la audiencia. El viaje pasa también por la Barcelona modernista con el estreno de Pepita Jiménez de Isaac Albéniz en el Gran Teatro del Liceo, en 1896. Una parada que pone de relieve la transformación urbanística de la ciudad a través de las obras de Ramon Casas o el Exposición Universal de 1888. a continuación, el modernismo avanza hacia Dresde, en 1905 con el estreno de la Salomé de Richard Strauss. Una recepción de escándalo debido a la locura que suscitaba la obra. El apartado incluye varias representaciones artísticas de la misma, incluso con diseños de vestuario de Salvador Dalí y Versace. Finalmente, el viaje concluye en San Petersburgo (Leningrado), con el estreno de Lady Macbeth de Dimitri Shostakovich en 1934. Un ejemplo de la censura que le aplicó Stalin y que combina el espacio con material de vanguardia, propagandístico, y con otros elementos inéditos de la producción de ópera soviética. La exposición también consta de un epílogo que hace referencia a las óperas estrenadas en el s. XX Y XXI con la expansión del género de Europa hacia el resto del mundo. Figuran obras como Peter Grimes, de Benjamin Britten, y Einstein en la playa de Philip Glass, entre otros.

La meticulosa elección de elementos alrededor de los ocho apartados de la muestra parece haber sido determinante sobre las óperas que finalmente han sido escogidas para representar cada uno de los espacios. No en vano, se ha contado con más de 300 objetos de más de 30 instituciones, desde instrumentos y partituras originales hasta vestuario, escenografías, pinturas, grabados y dibujos, con obras de Degas, Manet, Kirchner, Casas, Dalí o Versace, entre otros. Quizás se echaría de menos haber mencionado otros compositores imprescindibles como Gioachino Rossini, Giacomo Puccini o Georges Bizet, aunque quizás no hubiera sido posible cumplir con los tres ejes que plantea la muestra o bien contar con un fondo de elementos tan completo como el que ofrecen las combinaciones que finalmente han conformado la exposición, con gran acierto.

Paralelamente, también existen diversas actividades que complementan la presentación en el CaixaForum como el ciclo Ópera filmada del 6 al 24 de octubre, y el ciclo de conferencias Alrededor de la ópera a cargo del crítico musical Jaume Radigales, entre el 30 de septiembre y el 28 de octubre. En todo su conjunto, la exposición se convierte en una clase magistral que el visitante curioso y desconocedor del ámbito operístico salga con un breve mapa conceptual de principio a fin. Esta es la base para suscitar interés en un futuro sobre la persona, haciéndola partícipe de la propia historia. Porque más allá del CaixaForum hay miles de preguntas que uno podrá hacerse sin tener que tener un password, sin una contraseña limitada únicamente a un público selecto. Una barrera que finalmente se levante para poder abrazar la ópera sin complejos.

Foto: Exposición “Ópera, pasión, poder y política”

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