Cámara

El viento de cámara primogénito

05-10-2019

La Cámara de L’Auditori arranca temporada con el listón muy alto: con solistas de la Orquesta del Festival de Lucerna que se agrupan como ]W[ Ensemble. De reconocido prestigio internacional y vinculados a la escena catalana, Vicente Alberola (clarinete), José Vicente Castelló (trompa), Lucas Macías (oboe) y Dag Jensen (fagot) intepretar el próximo 16 de octubre algunas de las piezas más canónicas para conjuntos de viento. Para las obras con piano contarán con la presencia de Enrique Bagaría y, por la obra de Poulenc, con la flautista Julia Gállego.

“An ensemble of international stars: playing together in a spirit of friendship and chamber music-like illumination of even the largest orchestral scores are the ideals of the Lucerne Festival Orchestra” (Más información aquí). Así es como se presenta el conjunto que reúne algunos de los mejores músicos del momento en un festival de verano que tiene más de 80 años de vida y que, además, también invita a orquestas de renombre, directores de prestigio y solistas virtuosos de partes. Aunque fue fundada por Claudio Abbado en 2003, la idea de crear una orquesta para el festival de manera única y con atriles internacionales se remonta al año 1938, cuando Arturo Toscanini reunió los mejores músicos del momento en un conjunto de élite.

Con todo, la Temporada de Cámara de L’Auditori se inaugura con algunos de estos intérpretes de primer nivel que, además, están vinculados a la Escuela Superior de Música de Cataluña. Vicente Alberola (clarinete), José Vicente Castelló (trompa), Lucas Macías (oboe) y Dag Jensen (fagot) son solistas de la Orquesta del Festival de Lucerna, se agrupan bajo el nombre «]W[ Ensemble» y el próximo 16 de octubre serán en la Sala 2 Oriol Martorell para interpretarnos dos de los quintetos de viento y piano por excelencia, una pequeña perla de Berber y una muy interesante obra de Poulenc.

Terminada dos días antes de su estreno, en 1784, el Quinteto para piano y viento en Mi bemol mayor, K.452 es una obra de Mozart que incluso el mismo autor consideró durante un tiempo la mejor de las sus composiciones. La pieza está dividida en tres movimientos: en primer lugar, un Largo – Allegro moderato que se abre con una introducción pausada y continúa con el piano, que cobrará una papel protagonista a lo largo de la obra: será el que introducirá muchas veces el tema para, a continuación, acompañar a los instrumentos de viento, que interpretarán variaciones del mismo tema.

A continuación, en el Larghetto, son los vientos los que interpretan el tema de apertura pero el piano lo retomará en la recapitulación. Suave, ligero, fresco y agradable, presenta rasgos con los que el compositor suele caracterizar los segundos movimientos de sus obras. Finalmente, el Allegretto presenta una estructura de rondo (A-B-A-C-A), con un primer tema interpretado por el piano y continuado por los vientos. Del mismo modo que los conciertos para piano que Mozart estaba componiendo entonces, la obra termina con una sección de carácter cadencial, volviendo a la tonalidad de Mi bemol mayor. El final de la obra fue re-escrita por otra persona pero como el manuscrito es accesible – se conserva, hoy en día, en la biblioteca del Conservatorio de París – se descubrió y corregir la tentativa.

De la admiración que Beethoven sentía por esta composición de Mozart, surgió el Quinteto para piano y viento en mi bemol mayor, op. 16. No es casual, pues, que el compositor romántico no sólo use la misma tonalidad que el músico clásico por excelencia, sino que también la estructure de la misma manera, haciendo que las dos obras avancen en paralelo: Allegro ma non troppo (grave), Andante cantabile y Allegro ma non tropo (rondo).

Compuesta en 1796, cinco años después de la muerte de Mozart, esta obra y el quinteto de su predecesor son las primeras piezas que se escribieron por estos instrumentos. De hecho, en la Viena de los compositores que tratamos eran bastante populares los conjuntos de viento amateurs, incluso también dentro mismo de la aristocracia, que solía encargar divertimenti y serenatas para poderlos tocar a las veladas.

En cualquier caso, estos dos quintetos para viento y piano son unas composiciones de referencia que numerosos conjuntos optan por interpretar conjuntamente. Así, podremos disfrutar de sentirlas en un mismo concierto pero también podremos hacer un ejercicio de escucha atenta para encontrar las similitudes y las diferencias.

El programa también incluye Summer music op. 31 de Samuel Barber, la única pieza que el norteamericano escribió para formación de viento. Se trata de una obra que atraviesa diferentes narrativas y experimenta con las capacidades sonoras de todos los instrumentos: parte de un inicio más bien lírico y pausado pero enseguida pasa a un estado más enérgico y contrapuntístico. A pesar de ser una obra de un solo movimiento, va desde un «Slow and Indolente» a un «Faster», continúa con un «Lively, Still Faster”, un “With Motion, As Before» llega a un «Joyous and Flowing »y vuelve a la atmósfera el principio con un« Tempo I ».

En 1953, Barber recibió un encargo de la Chamber Music Society of Detroit para componer una obra para instrumentos de cuerda y de viento madera. Con material de obras anteriores, comenzó a escribir una obra que, originalmente, era para tres instrumentos de viento madera, tres instrumentos de cuerda y para un piano pero que evolucionó hacia una obra para quinteto de viento a medida que experimentaba con unos estudios de afinación escritos por el trompista John Barrows. Finalmente estrenada el 20 de marzo de 1956 e interpretada por los primeros atriles de la Detroit Symphony Orchestra, la obra fue muy bien recibida por el público asistente.

Para terminar, el concierto incluirá el Sexteto para piano y viento, op.100 de Poulenc, momento en el que, además del Ensemble ]W[ y el pianista Enrique Bagaría, también contaremos con la presencia de la flautista Julia Gállego. Se trata de una de las obras más populares del compositor, con toques de humor y profundamente emocional. La obra está dedicada a Georges Salles, conservador del Museo del Louvre, que alojó durante un tiempo a Poulenc en su residencia de Montmatre.

La obra se divide en tres movimientos muy marcados: un Allegro vivace, el crítico Henri Hell definió como «Pétillant, acide, moqueur», un Divertissement que presenta una forma de lento-rápido-lento influenciada por el período clásico y que bien podría ser una parodia a los movimientos lentos de las composiciones mozartianas, y un Finale que, con un tempo prestissimo presenta una forma de rondo ABACA con un final que recupera temas de los dos movimientos anteriores.

Para todos aquellos que se queden con las ganas de sentir más música de cámara en L’Auditori este mes de octubre, el martes 29 a las 19.30h en la Sala 4 del Aribau Multicines y en el marco del Festival In-edit se proyectará el documental “4”, un filme sobre el Cuarteto Ébène dirigido por Daniel Kutschinski que investiga sobre el funcionamiento de un cuarteto desde su interior. Así, la cámara se incorporará en la gira por Italia de una de las formaciones más interesantes de la música de cámara del panorama actual. El documental nos permite escabullirnos entre bambalinas y conocer, así, el proceso musical y humano necesario que se esconde detrás una interpretación de cuarteto.


Foto: L'Auditori, Solistes del Festival Lucerne, Documental “4”
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