Critica

Un océano musical al lado de casa

17-10-2019

El próximo 19 de octubre se inaugura la séptima edición del Festival Internacional de Órgano de Poblet que acoge el conocido Monasterio de esta localidad. En esta ocasión la figura de Bach será el leivmotiv que acompañará a los oyentes y a los tres intérpretes excepcionales en un viaje a la música barroca europea. Con el inédito instrumento Metzler, el festival presenta una palma inmejorable para adentrarnos en la música barroca para órgano.

Se explica que Beethoven dijo que “Bach” no tendría que llarmase así (“riachuelo” en alemán) sino “Meer”, que significa “océano”. Si lo expresó realmente o si es solo una de aquellas anécdotas para embelesar turistas, no es el que nos preocupa discutir hoy. Nos interesa, en cambio, la verosimilitud de la anécdota, porque registra el magnetismo de la figura de un compositor que marcó profundamente la historia de la música. El VII Festival Internacional de Órgano de Poblet presenta un programa que aspira a hacer brillar la variada e interesante música para órgano de época barroca. Lo quiere conseguir con tres excelentes intérpretes, un calculado repertorio y un protagonista indiscutible: el órgano Metzler, una excepcionalidad instrumentística.


No se trata de un instrumento histórico ni corriente. Fue construido al 2012 por la firma Metzer de forma completamente artesanal y concebido para satisfacer todas las necesidades de un amplio repertorio. Este último hecho es muy relevante porque cuando se crea una pieza musical se hace siempre en un contexto instrumental concreto, al que la obra permanece ligada. Así en los procesos de composición e interpretación, instrumento y pieza se definen mutuamente a partes iguales. Imaginémonos una obra impresionista de Debussy interpretada con un clavicémbalo: aunque sean un instrumento de tecla como el piano, está lejos de poder cubrir las necesidades de la pieza. Todo lo que se pierde por el camino es evidente.

Este ejemplo nos sirve para entender como de vaga es la definición de “órgano barroco”. Durante este periodo encontramos órganos con composiciones, armonizaciones y teclados muy diferentes, cada uno pensado para el estilo y tradición de su estado o región. Es necesario pues pensar en plural: hay barrocos y hay órganos. De esta forma también podemos comprender mejor el papel importante de la itinerancia y territorialidad de los organistas, de quienes siempre hay que destacar su titularidad organística. El órgano del monasterio es tan especial porque resuelve este conflicto: Es una “síntesis equilibrada” de las diferentes escuelas barrocas europeas que permite igualmente una autenticidad y plenitud a la hora de “cubrir un amplio abanico de estilos”, como explica el director artístico del Festival, Fray Antoni Peramos.

Juan de la Rubia es el primero de los tres organistas que participarán en el Festival. Es titular del órgano de la Sagrada Familia, profesor en el ESMUC y además disfruta de una gran reputación y experiencia. Ya conoce el Metzler porque grabó en el 2016 Bach, el disco que posteriormente fue premiado con el “Melómano de Oro”. El 19 de octubre ofrecerá el concierto inaugural que, si somos coherentes con su contenido, podemos concebir como una gran fuga. Esta fue una de las formas contrapuntísticas más populares durante el barroco, usada de forma magistral por muchos de los compositores del repertorio que propone.

Como toda fuga, su concierto tendrá varias partes. La primera de ellas es la exposición. Es el momento en que se presenta el sujeto (en nuestro caso la tradición germánica) y el motivo principal (para nosotros la música de Bach, con el Preludio y Fuga en Re mayor BWV 532). A lo largo del concierto podremos escuchar respuestas y pasajes (son episodios que presentan el sujeto de una forma un poco diferente): serán Eustache du Carroy, Mendelssohn y una improvisación del mismo de la Rubia. Todos ellos tienen un vínculo con la tradición germánica barroca o Bach: son herederos de su creación, como de la Rubia o Mendelssohn, que recuperó la música de Bach en el s.XIX o influencias y parte del sustrato musical de la época, como el autor francés. Finalmente el concierto cerrará con la re-exposición. En términos musicales es el retorno del sujeto de la fuga: al concierto la tradición germánica se retomará con el Preludio y Fuga en Sol menor WoO Posth. 10, obra póstuma de Brahms.


El éxito y la popularidad no fueron los protagonistas en la vida de Bach. Lo descubriremos el 26 de octubre con el segundo concierto dedicado a un repertorio e instrumento de la tradición barroca del norte, aproximándonos a la época en qué Bach era todavía un joven estudiante. Esta ocasión es a cargo del organista Thiemo Janssen, que es conjuntamente con su mujer titular del órgano Schnitger de Norden, a la Frigia Occidental. Será un concierto-homenajeo dedicado al constructor de órganos más importante de Europa, Arp Schnitger. A la época de Bach era “el Stradivarius del órgano”, una figura importantísima en el perfeccionamiento del estilo del órgano barroco del norte. En este concierto podremos repasar las obras de grandes organistas como Buxtehude, Reincken, Brunhs o Böhm. Todos ellos fueron referentes musicales de Bach, sobre todo en su periodo de formación, momento en que el joven músico intentó obtener una plaza de órgano Schnitger sin éxito

El 9 de noviembre será el último concierto y el turno de la intérprete Mona Rozdestvenskyte. La organista de tan solo 25 años nos ofrecerá un repertorio más ecléctico donde se pondrá de relieve el amplio alcance musical del instrumento: empezará con Buxtehude y acabará con Mozart. En medio de esta trayectoria estará presente la obra de Bach mostrando dos aspectos suyos muy diferentes. El primero, la confirmación de su genio como compositor, encarnado con uno de los grandes monumentos al órgano, la Trisomata en re menor BWV 527. El segundo, su vertiente didáctica. Rozdestvenskyte interpretará tres piezas del Clave bien temperado (1722), una obra completísima en todas las tonalidades que sirvió como material didáctico y que precedió otros que tenían el mismo carácter, como las famosas Invenciones (1723). Una obra que formó a muchos compositores posteriores y que, en algunos casos, sirvió para qué estos se ganaran una reputación en los inicios de sus carreras.

Beethoven es uno de estos casos. Cómo él, otros muchos pianistas, compositores y organistas han destacado tanto el valor de la figura transversal y única de Bach como la riqueza de la música barroca en general. Esta VII edición del Festival Internacional de Órgano de Poblet nos ofrece todas las garantías de éxito. Tenemos los instrumentos, intérpretes y repertorio para poder navegar en este océano musical lejano, aquí, al lado de casa.

Fotos: Órgano Metzler de Poblet; Monumento a Bach delante de la Thomaskirche en Leipzig (D. Leiva)

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Marta Girabal
Marta Girabal
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