Critica

El lied como creación femenina en el LIFE Victoria

22-10-2019

El pasado 16 de octubre el Recinto Modernista de Sant Pau volvió a acoger uno de los recitales del festival LIFE Victoria, esta vez protagonizado por Carine Tinney y Daniel Tarrida. A pesar de los disturbios sociales que sufría y sufre la ciudad de Barcelona, algunas valientes se acercaron hasta la calle Industria para disfrutar de una velada que se presentaba como un oasis de calma en medio de hogueras urbanas y que proponía la escucha de una serie de compositoras desconocidas para la mayoría del público asistente.

El festival LIFE Victoria, que este año dedica el ciclo a las mujeres creadoras, compositoras e intérpretes, ofrecía un recital de la soprano Carine Tinney acompañada por el pianista Daniel Tarrida. La velada, que llevaba el título “de Bach a Beach”, proponía hacer un viaje cronológico que comenzaba con J. S. Bach y el barroco para acercarse delicadamente a la obra de numerosas compositoras del clasicismo más incipiente pasando por el romanticismo, hasta llegar a Amy Beach y el siglo XX; de esta manera se proponía la escucha de una serie de compositoras y algunos de sus lieds, abordando la obvia relación entre la intimidad característica del lied y los espacios de creación femenina.
 
El concierto, que por motivos evidentes no contó con el numeroso público habitual, empezó con Notenbüchlein für Anna Magdalena Bach, de J. S. Bach, un lied que colocó el inicio cronológico y geográfico del concierto en la Alemania barroca por excelencia. La soprano escocesa Carine Tinney demostró tener un timbre precioso y un registro amplísimo, que se desarrolló como un abanico ya en el primer libro de canciones barrocas. El instrumento de Tinney, contundente y delicado al mismo tiempo, quedó muy por encima del de su compañero Daniel Tarrida, que a lo largo de la velada sonó cabizbajo y despistado.
 
Tras la introducción bachiana fue el turno de escuchar Morgenlied, de Sophia Maria Westenholz, una compositora germana que fue Maestra de Capilla en la Corte de Ludwigslust. Con el lied de Sophia Maria Westenholz se hizo un salto hacia el romanticismo, sumergiendo el público en el ambiente de los salones y las cortes en el que las mujeres se movían con tanta destreza y relativa libertad. Interpretaran dos lieds más de la misma autora, Das Grab, con texto de Johann Gaudenz Freiher y Trost der Hoffnung, sobre el poema de Joann Friedrich Schink, ambos obras de una gran intensidad dramática, interpretadas magníficamente por Tinney y correctamente por Tarrida.
 
Avanzando en la línea cronológica apareció Louise Reichardt, una creadora germánica, hija de compositores, que disfrutó de una vida profesional activa y publicó numerosas piezas en vida. De ella se pugué escuchar Genoveva, un lied sobre texto de Johann Ludwig Tieck, y la canción Hinüber wall ich, sobre texto de Novalis. La obra de Reichardt, plenamente romántica, sirvió de puente para las más conocidas compositoras de la velada: Fanny Mendelssohn Hensel y Clara Wieck Schumann. 

De la compositora hamburgués-berlinesa Fanny Mendelssohn Hensel se interpretó un maravilloso lied sobre texto de Ludwig Heinrich llamado Die Ersehnte, que sirvió como inmersión dentro del romanticismo más flagrante. Seguidamente fue el turno de Die Nonne, sobre texto de Ludwig Uhland, Warum sind die Rosen so blass, con texto de Heinrich Heine y finalmente Morgenständchen, a partir de un poema de Joseph von Eichendorff. Los tres lieds escogidos de Fanny Mendelssohn Hensel hicieron palesa la capacidad creativa de la compositora, que desbordaba personalidad en cada compás de cada pieza.
 
Después de una corta pausa fue el turno del segundo hombre de la velada, Robert Schumann. De él se interpretaron tres lieds relativamente poco conocidos, Widmung, sobre texto de Friedrich Rückert, Jemand, sobre texto del poeta Robert Burns y finalmente Die Lotosblume, sobre texto de Heinrich Heine. Una vez introducida la segunda parte del concierto se interpretaron una serie de canciones escogidas de Clara Wieck Schumann, de la que este año se celebra el 200 aniversario de su nacimiento.
 
Los dos primeros lieds escogidos de Clara fueron ambos sobre textos de Heine y ambos de un gran dramatismo musical y poético. Los títulos escogidos fueron Ich stand in dunkeln Träumen, Sie liebten sich beide,Die stille Lotosblume, sobre texto de Emanuel Geibel, un lied que quedó emparejado con el poema musicado por su marido y que arrancó más de una sonrisa del público.
 
Antes de llegar a la compositora más moderna de la velada se hizo una parada para conocer la compositora belgo-checa Irène Poldowski, seudónimo -entre muchos otros- de Régine Wieniawski. Esta compositora introdujo nuestros oídos el post-romanticismo francés, adentrándose el público en las sonoridades propias del turn-de-siècle europeo. De ella se interpretó Spleen, Colombine y L'heure exquise, todas ellas sobre textos del poeta Paul Verlaine, todas ellas pequeñas joyas musicales.
 
Finalmente fue el turno de Amy Beach, una compositora estadounidense que disfrutó de una vida profesional llena de éxitos transatlánticos. De ella se interpretan tres pequeñas canciones, todas ellas sobre poemas de Robert Browning, The year's at the spring fue la primera, que sirvió para aclimatar los oídos a la lengua inglesa y seguidamente escucha Ah, Love, but a day y I send my heart up to thee, all my heart, que sirvió para cerrar el recital con una nota de amor repleta de esperanza y maravilla.


Fotos: Elisenda Canals

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *