Cámara

Chicuelo y Mezquida continúan celebrando su encuentro y la buena música en el disco “No hay dos sin tres”

31-10-2019

El pasado viernes 25 de octubre tuvo lugar en la Sala 2 de L’Auditori la presentación del segundo disco del pianista de jazz Marco Mezquida y el guitarrista de flamenco Chicuelo en un concierto incluido en Voll Damm Barcelona Jazz Festival. Dos años después de “Conexión”, su primer disco, de composiciones propias, nos presentan “No hay dos sin tres”, título que homenajea el tercero en discordia en este conjunto, el percusionista Paco De Mode.

Si Conexión fue la primera prueba de la enorme fertilidad musical del encuentro entre estos tres músicos, No hay dos sin tres es la confirmación de que esta colaboración tiene un largo recorrido por delante. El segundo disco profundiza aún más en las posibilidades musicales de la amalgama de los dos géneros de base de Mezquida y Chicuelo, el jazz y el flamenco, así como en las combinaciones tímbricas que el piano, la guitarra y la percusión ofrecen. El resultado de esta exploración, pero -y éste es uno de sus éxitos-, va más allá de la experimentación: es un estilo cohesionado y vivo, que de tan consistente, permite el juego constante con diferentes ritmos y colores. Lo que se percibe en el disco, el virtuosismo, la elegancia y la compenetración de estas tres bestias musicales, se pudo palpar el escenario viernes 25 en su presentación.

De Mode, Mezquida y Chicuelo iniciaron la noche con una pieza que ya revelaba el tono que se mantendría a lo largo de toda la velada: apasionado tanto en la potencia rítmica como en la delicadeza de la melodía, navegando entre el lirismo y la fiesta. La tercera pieza, Sin espinas, arrancó con un guiño a la famosa sardana catalana La Santa Espina, para luego desembocar y mezclarse con el género de la “bulería”, y cerrarse de nuevo con la sardana, una demostración (no sólo musical) que estos dos géneros populares provenientes de tradiciones diferentes pueden casar a la perfección.

También hubo lugar para alguna de las canciones del primer disco, como Engaño, una rumba que comienza con una preciosa introducción de la guitarra y que más adelante, con un solo, permite a De Mode, que hasta entonces se había mantenido en un imprescindible segundo plano, demostrar la misma maestría y personalidad como intérprete que sus compañeros de escenario. Destacaría también una pieza que es sin duda una de las perlas de este disco, Canción de Tina, dedicada a la hijuela de Mezquida, según él mismo explicó. Se trata de una balada dulce que comenzó con la delicadeza de Mezquida pinzando las cuerdas del piano, como si fuera una garra. Es quizás la más tranquila y uniforme de todas las canciones del disco, pero también de las más bonitas, lo que corrobora que los tres artistas son capaces de sobresalir en cada registro musical a que se acerquen.

El concierto cerró con la “bulería” Gloria bendita, título que querían por el primer disco pero que acabaron descartando por razones comerciales en favor del no menos cierto Conexión. La energía, el placer y la complicidad que demostraron una vez más hicieron levantar la platea, que obsequiaron con dos bises. Todo ello, combinando el virtuosismo y la solvencia absoluta en sus interpretaciones con una atmósfera de juego y de distensión (también perceptible en sus intervenciones bromistas cuando se dirigían al público o en los gritos de Chicuelo mientras tocaba). Hace falta celebrar y cuidar la fructífera confluencia de estos tres artistas de la misma manera que lo celebran ellos en el escenario con cada pieza, generosamente.

Foto: Chicuelo y Mezquida

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