De noviembre a mayo, pasando por los meses más fríos de la estación invernal que ahora sí, empezamos a notar,
L'Auditori de Barcelona nos propone encuentros musicales en qué pocos instrumentos serán muy protagonistas: dos violines, una viola, un cello. Con cuatro de los hermanos de la cuerda frotada el paso del frío se nos hará más ligero, porque con el adelanto de las estaciones repasaremos también las etapas, obras e historia ligadas al cuarteto de cuerda. No es una casualidad que sea una de las agrupaciones de cámara que ha conseguido más prestigio social y consideración estética a lo largo del tiempo. Esta forma tiene una fortaleza clara: puerta al máximo el desarrollo de cada instrumento. Su pequeño formato abre una gran dimensión de posibilidades, de voces que a veces se responden, discuten, o llegan a acuerdos. Este carácter de conversación es el origen de este género, nacido cuando en los salones y casas privadas del siglo XVIII los sectores más cultos de la sociedad europea empezaron a hablar de una forma diferente: con instrumentos, partituras y mucha música.
El
14 de noviembre con el
Armida Cuartet llegarán los primeros vientos fríos de la música de la Europa central.
Viajaremos a la blanca Viena, donde el genio de Bonn publicó el 1801 seis cuartetos que se adecuaban a los gustos del momento. Con el primero de estos, el
cuarteto Fa Mayor, op. 18 escucharemos como Beethoven observa atentamente los rudimentos del género y sus grandes modelos, Haydn y Mozart. El repertorio empezará con esta composición meticulosa e imitativa, alejada del carácter subjetivo y libertario propio del compositor. Así como este a menudo se lo percibe como puente entre clasicismo y romanticismo el estreno de “
Frágil” de
Ramon Humet será uno también un interesantísimo pasaje al repertorio programado. El compositor invitado de esta temporada, con su música en parte electrónica nos conducirá hasta una obra, en este caso madura, de otro genio:
El cuarteto de cuerda núm.15 en sol mayor, op.161, D887 de
Schubert. Sentiremos un violonchelo emancipado en una atmósfera emocional, en un cuarteto que condensa la fuerza expresiva de los quince que produjo. Con este final se cerrará el primer concierto y recordaremos el frío blanco de Viena y dos grandes compositores que coincidieron allí sin encontrarse.
Después de Beethoven, esta “agradable conversación entre cuatro personas inteligentes”, forma con qué había definido los cuartetos Goethe el 1829, enmudeció. El culto beethoveniano
in crescendo en el siglo XIX provocó una parada en la composición de este género: parecía que ya se había llegado a la máxima expresión de este. Además, en el ámbito privado ahora nacía una nueva estrella: el
pianoforte. Los cuartetos ahora se programaban en salas de conciertos con los solistas profesionales que estaban emergiendo. Ya había grandes obras escritas y pocos compositores estaban dispuestos a retomar el formato. El próximo
12 de marzo cerca ya del final de nuestro invierno durante la jornada dedicada a los cuartetos dentro del
Festival Emergents, escucharemos como Mendelssohn descongeló el afán compositivo para este grupo camerístico. El romanticismo germánico será el protagonista de las intervenciones de los cuartetos Aris, Dudok y Esmé.
El compositor que comenzará el repertorio de este segundo encuentro será
Kurtag con su
Officium breve. Esta es la primera de las obras por cuarteto de los siglos XX y XXI que tendrán también voz en la programación. Después de esta interpretación del
Aris Cuartet, continuará con el
cuarteto número 2 en la menor op. 13 de
Mendelssohn. En sus cuartetos podemos identificar una progresión de la joya al dolor. Escucharemos como la muerte de la hermana Fanny planea sobre las dieciséis cuerdas en el
cuarteto número 6 hace menor, op. 80 que fue dedicado a la difunta y que tocará la
Esmé Cuartet. Además este grupo nos ofrecerá también el
cuarteto de cuerda n.º 1 de
Ligeti “Metamorfosis Nocturnas”. En la línea contemporánea de este concierto ya mencionada, el
Dudok Cuartet nos retomará también una selección de
Bagatellen de P. Vight e introducirá al gigante
Bramhs con su
Cuarteto de cuerda núm 1, op. 51.
El
26 de abril tal como sugiere la primera obra que sentiremos de
Hosokawa,
Blossoming, florecerá una música para cuarteto muy diferente. Con la llegada de la primavera recuperaremos uno de los genios modeladores del cuarteto de cuerda que había marcado los pasos de los autores que hasta entonces se habrán repasado:
Mozart. El
Cosmos Cuartet, una de las formaciones catalanas con más proyección internacional del momento y también vinculada al Festival Emergents -donde debutaron la temporada pasada- se presenta para cerrar la integral de los quintetos de cuerda que inició hace dos temporadas. Nos llevarán el
n.º 1 en Sí bemol mayor K. 174 y el
Quinteto de Cuerda n.º 3 en Do mayor. Es una licencia poética dentro de estas citas de cuartetos que contará con la participación de la violinista
Ellen Bisneth, otro de los descubrimientos del Festival Emergents.
La extensa obra de Mozart por cuartetos fue creada entre 1770 y 1790 y comprende en total 23. Se retomará en la programación tríptica de los días
26, 28 y 28 de mayo con el
Cuartet Casals. Clasificados en cuatro subconjuntos, sonarán los primeros, dedicados a Haydn, exceptuando el último concierto del día 28 en que se interpretarán los llamados “prusianos” (el
n.º 21 en Re mayor, K575, el 22 en
Sí bemol mayor, K589 y lo el
n.º 23 Hace mayor K. 590) y el
n.º 20 en re mayor K. 499 o
Hoffmesiter. Los que escucharemps a lo largo de los dos primeros conciertos pues son clásicos en su forma con sus cuatro movimientos, regidos por una norma que hay que recordar, porque no es presente en la sección de sus primeros cuartetos
Milaneses, que tienen en cambio forma tripartita. De esta forma, disfrutaremos del
n.º 14 en Sol mayor o
La primavera, del
n.º 15 en re menor K.421 y el
num. 16 en mí bemol mayor K428 al primer concierto el día 26 y del
n.º 17 en Sí bemol mayor,
“la caza” K. 458, el n.º 18 en La mayor, K. 464 y el
n.º 19 en do mayor, las “
disonancias” el segundo concierto el día 27.
Cuatro cuartetos e instrumentos son la apuesta de esta programación, abierta con la explosión incipiente de Beethoven y los románticos y cerrada con la serenidad, claridad y absoluto genio musical de Mozart. Se nos propone un repertorio de retorno en su origen. No solo porque la cita final será también la vuelta a uno de los modelos del género sino porque con esta polifacética programación podremos volver a conversar con este conjunto camerístico que, como se probará, merece ser tema de conversación. De la Viena de Beethoven a la de Mozart, con arcos diferentes pero siempre de los mejores intérpretes y con el lento pero también circular de las estaciones, una cosa se mantendrá inmóvil: L'Auditorio, el punto de encuentro que esta temporada dará mucha cuerda al cuarteto.
Fotos: Pintura de Haydn tocando en un quarteto; Quartet Casals