Cuando oímos hablar de Manuel de Falla oímos hablar de uno de los compositores de finales de S.XIX e inicios del XX más universales de todos los tiempos. Desde las evocativas Noches a los jardines de España hasta las explosivas danzas de El sombrero de tres picos, el gaditano es todo un ejemplo de eclecticismo estilístico. Absorbió tradiciones musicales de varias culturas, desde las corrandas catalanas hasta la canción cubana.

La casa grande de la música de Cataluña ofrece la posibilidad de visitar gratuitamente una exposición gratuita al foyer del Palau en la que se explica la estrecha relación del compositor con la ciudad de Barcelona y se muestran piezas originales de la época del artista.

Con más espacio, en la Sala Lluís Millet hay la exposición Manuel de Falla, itinerancias de un músico, al cual solo se puede acceder con la entrada de un concierto o a las visitas guiadas. Es una muestra itinerante por las ciudades donde vivió Falla y a que tenía más aprecio. La exposición llega a Barcelona después de pasar por ciudades como Cádiz, Madrid, París. La Fundación Archivo Manuel de Falla ya ha anunciado que tienen la intención de llevarla en Argentina a finales de año, lugar donde el compositor se exilió después del golpe de estado franquista. Se trata de una muestra sencilla de 35 plafones que siguen la vida y obras del autor, como así sus influencias. El que es más destacable es la exhibición de las particellas de la Obra póstuma dedicada a Cataluña “L’Atlàntida”, como así la batuta auténtica que usaba en la hora de dirigir.

Este homenaje coincide con el centenario de la década del 1920, cuando la obra de Falla disfrutó de su mayor recepción en Barcelona y al resto del Estado. La inauguración de la nueva propuesta tuvo lugar en la sala de ensayo del Orfeón Catalán con un elenco de primera. Contó con la presencia de Mariona Carulla, presidenta del Palau de la Música, Marta Grassot, responsable del Centro de Documentación de l’Orfeó Català (CDOC) y Jorge de Persia, comisario de la exposición. También asistió Elena García de Paredes, gerente de la Fundación Archivo Manuel de Falla y sobrina-nieta del compositor, con quien guarda un sorprendente parecido.

Con ambas muestras se evidencia que La Atlàntida solo es la punta de iceberg de las influencias de la cultura catalana al compositor. La estrecha relación con Albéniz, Viñas, Rossiñol, Granados, como también la fascinación e incorporación del pensamiento estilístico modernista demuestran que, tal y como dijo Elena Garcia a la presentación, “todos los caminos llevan Falla en Barcelona”. La gerente de la Fundación Archivo Manuel de Falla aseguró que siempre estaba “arropado por catalanes”. Primero con la fascinación por la exposición universal de Barcelona y por el dibujo de Apel·les Mestres cuando era un niño, hasta el fin de sus días con Païssa y Cambó al exilio a Gracia, Argentina.

Las influencias de tantos lugares que se muestran a la exposición demuestran que a Falla se lo ha catalogado muchas veces erróneamente de hacer música nacionalista española, pero la realidad es que “englobaba una gran diversidad de sonidos”, en palabras del comisario Jorge de Persia. Y es que Manuel de Falla, itinerancias de un músico explica de manera clara al espectador tan su estancia a París con las influencias de Debussy como la exploración de un espacio íntimo y la visión romántica de las ruinas del patrimonio de Granada.
El acto acabó con la actuación musical del pianista Andrés Navarro, Premio de la Crítica en el certamen de “El Primero Palau” del 2018. El joven intérprete tocó la célebre Fantasía Bética estrenada ahora hace ciento años en Nueva York y que estaba dedicada a Rubinstein. Y dejó además de un asistente boquiabierto con su dominio excelente del Steinway de la sala de ensayo del Orfeón.
La exposición de la sala Lluís Millet estará en la capital hasta el 6 de Marzo pero la del foyer se alargará hasta el 31 del mismo mes. Sin duda, una buena oportunidad para aproximarse a un autor capital por la música de su tiempo.