Los días 6,7 i 8 de febrero a la sala grande de L’Auditori tuvo lugar el ‘Triple Concert’, título dado al tercero de los conciertos dentro del Festival Beethoven250. El programa contó con la estrena al Estado español de la obra “L’angelo necessario”, de Mauricio Sotelo, com Joan Enric Lluna al clarinete; la cuarta sinfonía de Beethoven, y el “Triple Concert” de Beethoven, interpretado por la violoncelista Alisa Weilerstein, el violinista Guy Braustein y el pianista Inon Barnatan.
El Festival Beethoven250, que homenajea el genio de Bonn en el 250 aniversario de su nacimiento, propone una inmersión en la obra y el legado de Beethoven desde diferentes ángulos musicales y tipo de conciertos. Este era el turno de la OBC, bajo la batuta de su director titular Kazushi Ono, interpretando el Concierto para violín, violonchelo y piano, op. 56, popularmente conocido como “Triple Concierto”, la única pieza que escribió para más de un solista y orquesta; y la Sinfonía núm. 4 en Si bemol mayor, op.60, la sinfonía de Beethoven menos interpretada. Inspirada en esta última, y inevitablemente en diálogo, se presentaba, abriendo el concierto, L’angelo necessario del compositor de Madrid Mauricio Sotelo.
El Festival Beethoven250, que homenajea el genio de Bonn en el 250 aniversario de su nacimiento, propone una inmersión en la obra y el legado de Beethoven desde diferentes ángulos musicales y tipo de conciertos. Este era el turno de la OBC, bajo la batuta de su director titular Kazushi Ono, interpretando el Concierto para violín, violonchelo y piano, op. 56, popularmente conocido como “Triple Concierto”, la única pieza que escribió para más de un solista y orquesta; y la Sinfonía núm. 4 en Si bemol mayor, op.60, la sinfonía de Beethoven menos interpretada. Inspirada en esta última, y inevitablemente en diálogo, se presentaba, abriendo el concierto, L’angelo necessario del compositor de Madrid Mauricio Sotelo.
A continuación la orquesta interpretó la Cuarta Sinfonía de Beethoven, que, en los movimientos rápidos, supo dotar de carácter e intensidad, con especial mención a las cuerdas, ya que consiguieron un sonido cohesionado, pulcro y vivaz. Ono, que dirigía de memoria, ofreció una lectura llena de contrastes y optó acertadamente para acentuar el aspecto haydiniano de esta sinfonía. El resultado fue una interpretación de una calidad notable y llena de matices. El plato fuerte de la noche, el “Triple Concierto”, prometía ser servido desde las mejores manos, la solista de gran renombre internacional Alisa Weilerstein al violonchelo, acompañada de Guy Braustein al violín -ex-concertino de la Filarmónica de Berlín- y el israelí Inon Barnatán al piano. El trío solista no defraudó en calidad ni en compenetración, y supo conseguir un precioso tono lírico y luminoso que culminó en el rondó final. En cuanto a la orquesta, demostró capacidad de escucha y solvencia en el acompañamiento.
Foto 1: Alisa Weilerstein. Foto 2: Kazushi Ono.
Gemma Bayod Pastor