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Estados Unidos y Europa, ¿dos mundos compositivos diferentes?

29-02-2020

La forma en que la belleza y la contemporaneidad son percibidas y conciliadas en la historia del arte, y en la historia de la música por extensión, marca una de tantas diferencias entre los dos continentes. Qué estéticas son las imperantes hoy en día? ¿Por qué la belleza es más aceptada en Estados Unidos? Todas estas preguntas fueron planteadas en un debate vivo, moderado por Aina Vega, y que contó también con la participación y las ganas del público.
El pasado miércoles, el Club Wagner acogió una vez más el Fòrum Barcelona Clásica, esta vez con un aire fresco e internacional. “Estados Unidos y Europa, dos mundos compositivos diferentes?” fue el tema que reunió a cuatro jóvenes compositores con formaciones en diferentes partes de Europa y Estados Unidos, y que aportaron su punto de vista sobre las estéticas imperantes de hoy en día. ¿Podemos hablar de estéticas diferentes a nivel de los dos continentes?

Es cierto qeu Estados Unidos ha bebido directamente de la estética Europea, concretamente la anglosajona. Sin embargo, los estilos compositivos difieren en aspectos tan básicos como la concepción de la belleza. Marc Migó, establecido en Nueva York, argumenta la diversidad de un país tan grande como Estados Unidos, ofreciendo así un ambiente más propenso a la creación de nuevos estilos que desafían una idea de belleza que, consecuentemente, es mucho más abierta.

Joan Magrané contrasta esta idea con el estilo francés que se gira hacia la exigencia europea. Aunque Francia puede considerarse un referente en la búsqueda de la belleza, como en las conocidas melodías de Ravel o Fauré, la profundización en la afinación, el detalle y el fraseo son fruto de un trabajo riguroso que difiere de la libertad estadounidense.

Por otra parte, Daniel Fígols, explicó como el Reino Unido, aunque menos liberal que Estados Unidos, ha sido el puente de conexión, diferenciandose en cierto modo de la Europa escolástica fundamentada en el eje francés-germánico. Se trata de una estética menos limitada, donde el minimalismo es aplaudido por desligarse de un pasado que se mimetiza con la culturización de lo tradicional.

Nuria Giménez, habiendo estudiado en Suiza, punto de fricción entre la tradición francesa y germánica, argumenta como en el caso de Francia la respuesta a la música romántica se consolidó en la separación de la écriture (técnicas de escritura para cada época) de la composición, donde se trabaja un lenguaje mucho más personal.

Así pues, ¿el océano divide la música? Es peligroso asociar la música americana directamente con la música del cine, caracterizada por un desarrollo temático. Por lo menos, se va mucho más allá con las propuestas que no desarrollan ninguna idea o ninguna melodía, a pesar de ser un estilo altamente influenciado por el acompañamiento audiovisual de la obra. Esta asociación provoca una cierta separación entre ambos continentes, latente todavía en los repertorios: Europa programa más compositores europeos que no viceversa, ya que el estilo norteamericano contrasta la tradición clásica del viejo continente.

Podemos encontrar esta distinción en otras artes. La música clásica europea íntegramente ligada a la poesía como forma literaria de la orfebrería del sonido, el detalle, los colores … por otra parte, los Estados Unidos toman la referencia del estilo narrativo de una novela, concentrándose en las frases y las historias contadas por una música temática y visual. Por otra parte, en esta última hay un interés más fuerte en mezclar nuevas culturas y nuevas propuestas que no cuentan con la presión de una Europa más escolástica.

Aun así, en un mundo cada vez más integrado en sí mismo, estas distinciones quedan en un segundo plano para una nueva generación de compositores que da prioridad a un bagaje personal para tratar una obra desde una perspectiva propia e intuitiva. Aunque la situación no es la más propensa para nuevas propuestas, especialmente en el caso español, los compositores actuales, que han bebido de formaciones de carácter más internacional, son el futuro de un arte que no se cansa de presentar nuevas propuestas, sin ninguna intención de renunciar a nada.

Fotos: Fòrum Barcelona Clàssica en el Club Wagner. Clara Casasnovas i Jeroni Oliva


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