Òpera

Maite Alberola: “Mi voz me pide más libertad”

14-04-2017

Entre los cantantes jóvenes que ya han conseguido debutar en los principales teatros de España, destaca el nombre de la soprano Maite Alberola. Formada en Valencia, primero como instrumentista y luego como cantante, decidió dar el salto como profesional tras una experiencia con Le Nozze de Figaro en la Escola d’Òpera de Sabadell. Desde entonces, ha conseguido una carrera destacada como voz lírica y el futuro, encaminado hacia lo mejor del repertorio verdiano, resulta muy prometedor. Recientemente, Maite Alberola ha estado estudiando con Renata Scotto –uno de sus grandes referentes-. La soprano presentará por primera vez en concierto algunas de las nuevas obras que ha preparado con ella en el Sopar Líric del Restaurant 7 Portes del 7 de abril.

Barcelona Clásica: En ocasiones has explicado cómo empezaste en la música tocando la viola y hay varios cantantes que también dieron sus primeros pasos como instrumentistas de cuerda. ¿Crees que es simple casualidad o hay alguna relación?
Maite Alberola:  En mi caso, no creo que hubiera ninguna relación. Yo estudiaba viola y llegué incluso a tocar con algunas orquestas. Pero, por casualidad, empecé a cantar, y descubrí que me gustaba mucho más, porque no me ponía tan nerviosa. Cantando, se me quitaba la vergüenza de exponerme en público.

B.C. ¿Por qué? ¿No eres mucho más protagonista ante el público cantando?
M.A.
No, porque te metes en el personaje. En cambio, con la viola, hice alguna actuación como solista y no me sentía tan cómoda.

B.C. ¿Fue importante esta primera etapa para lo que ha venido después?
M.A
. Me sirvió de mucho la formación. A los cantantes que, además de canto, han estudiado música se les nota: son mucho más completos, entienden mejor los gestos del director…  Yo llegué incluso a hacer un par de cursos de dirección de orquesta y esto me ayudó muchísimo en la comunicación con los directores.

B.C. De todas maneras, el punto importante a partir del cual arrancó tu carrera llegó después…
M.A.
Sí, fue en la Escola d’Òpera de Sabadell, hace ya 11 ó 12 años. Estuvimos dos meses montando Le Nozze di Figaro y descubrí que me encantaba estar encima del escenario.

B.C. ¿Y cómo conseguiste, a partir de ese deseo, consolidar una carrera internacional?
M.A.
  Vino todo bastante rodado. En Sabadell me escuchó bastante gente y poco después tuve la posibilidad de debutar en el Liceu. A la vez, hice unos cuantos concursos, como el de Logroño, que gané, o el de Operalia, donde también obtuve premios.

B.C. ¿Han sido buenos los concursos para tu carrera?
M.A.
No hago una valoración positiva al cien por cien, pero los concursos me ayudaron a que me escucharan los directores artísticos de muchos teatros y eso me evitó muchas audiciones.

B.C. ¿Cómo ha evolucionado tu voz desde entonces?
M.A.
Al principio cantas lo que te llega. El factor de la oferta es muy importante y los cantantes nos tenemos que adaptar. Además, aunque siempre he tenido una voz grande, por la edad, solía hacer papeles ligeros. Pero, desde hace dos o tres años, hay roles en los que ya no me siento tan cómoda. Mi propia voz me pide más libertad para disfrutar.

B.C. ¿Dónde buscar esa libertad?
M.A
. Hace unos tres años empecé a estudiar otros papeles, como la Desdémona del Otello de Verdi o la Mimí de La Bohème de Puccini. Y estos roles me han confirmado el camino natural de mi voz. Recientemente he estado en un curso con la soprano Renata Scotto, que ha sido siempre uno de mis grandes referentes, y ha estado absolutamente de acuerdo con este cambio gradual hacia papeles más líricos.

B.C. ¿Qué más te ha dicho Renata Scotto?
M.A.
La verdad es que ponerse a cantar con ella delante era un todo un reto,  porque es una figura que impone respeto. En las primeras clases nos escuchaba mucho, para conocernos, y luego nos hizo cantar repertorio nuevo. Prácticamente, he hecho un curso monográfico de Verdi. Algunas de las piezas que he trabajado con ella voy a cantarlas por primera vez en el Sopar Líric del día 7.

B.C. ¿Qué repertorio  has elegido para este concierto?
M.A.
Cantaré “Io son l’umile ancella”, de Adriana Lecouvreur; dos Verdis, el “Tu ché la vanità” del Don Carlo y el “Tacea la notte placida” de Il Trovatore, que no he cantado nunca en concierto; y, aprovechando que estoy preparando mi debut con el papel de Liu, también “Tu che di gel sei cinta”, de Turandot. Y, para acabar, tengo previstas dos romanzas de zarzuela.

B.C. ¿Qué proyectos tienes en marcha para la próxima temporada?
M.A.
Debutaré como Liu en Turandot, que se representará en el Teatro Real entre octubre y noviembre de 2018. Antes, en 2017, tengo varias representaciones en España y en China de Carmen, donde hago el papel de Micaela, y también del Falstaff de Verdi.

B.C. A modo de balance, después de toda esta trayectoria, ¿qué consejo le darías a una soprano que esté empezando?
M.A.
Que no tenga prisa. Que estudie muy bien la técnica y los idiomas y que elija muy bien el repertorio. Es importante saber gestionar una carrera larga y sana vocalmente. Y, eso, al final, quien mejor lo sabe hacer es el propio cantante.

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