Opinión

La lírica internacional está de duelo con la muerte de Montserrat Caballé

06-10-2018

Esta madrugada ha fallecido Montserrat Caballé, la gran diva de la ópera, la soprano más internacional de Cataluña, situada en el Olimpo del bel canto durante décadas. Su funeral será el lunes al mediodía en el Tanatorio de las Corts.

Montserrat Caballé es uno de los personajes que ha ayudado más en el reconocimiento internacional de Cataluña como una nación llena de talentos en todas las disciplinas. La soprano, nacida en Gracia en 1933, nos ha dejado esta madrugada en el Hospital Sant Pau, donde estaba ingresada desde el mes de septiembre, a los 85 años de edad.
 
Sus primeras apariciones fueron en el Teatre Fortuny de Reus, y su estreno en el Coliseo de La Rambla fue en 1953, en una gala de fin de curso, ya que estudió becada en el Conservatorio del Liceu, pero no se estrenaría como prima donna hasta el 1962, cuando ya había actuado en otros teatros de renombre. Era con Arabella de Strauss, y desde entonces interpretó más de 90 roles operísticos en una carrera que ha durado 50 años, muchos de ellos, de forma asidua en el Liceo -hasta 200 veces.
 
Pero su consagración internacional llegó en 1965, cuando tuvo que sustituir el Carnegie Hall de Nueva York Marilyn Horne, una de las estrellas de la ópera del momento. Fue a Lucrezia Borgia, de Donizetti, en versión concierto. El público quedó deslumbrado por aquella particularmente hermosa, dulce, viva voz, de una finesse incomparable y gran expansión, con una riquísima paleta de colores a su alcance y matices infinitos, una increíble plasticidad dramática en interpretaciones vocales, pero, al mismo tiempo, de gran potencia y proyección espectaculares que hacían que sus pianissimi resonaran claramente por todo el templo. Montserrat Caballé no tenía rival en su tesitura.
 
Además, siempre persiguió explorar obras desconocidas u olvidadas contribuyendo, así, intensamente en el mundo de la lírica. Algunas óperas que recuperó son en repertorio son Armide de Gluck, Les Danaïdes de Salieri, Saffo de Pacini, La Vestale y Agnese di Hohenstaufen de Spontini, Hérodiade de Massenet, Medea y Démophon de Cherubini, Ermione y Il viaggio a Reims de Rossini, Sancia di Castiglia de Donizetti y La fiamma de Respighi.
 
Sus compositores top fueron Gioachino Rossini, Luigi Cherubini, Vicenzo Bellini, Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini, Francesco Cilea o Jules Massenet. Además, su catálogo discográfico cuenta con más de 80 títulos, la mitad de los cuales son óperas completas, y fue dirigida por Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Carlos Kleiber, Sir John Barbirolli, Zubin Mehta, James Levine, Claudio Abbado, Seiji Ozawa, Riccardo Muti, Sir Georg Solti, Sir Colin Davis o Carlo Maria Giulini.
 
En 1992 dio un paso más allá y se convirtió en el icono de los Juegos Olímpicos de Barcelona junto a Freddie Mercury con el célebre tema que hacía que trascendiera el mundo de la lírica. Era, definitivamente, la imagen de Cataluña en el mundo.
 
Entre muchos premios que colecciones destacan la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña, el Premio Nacional de Música, la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes y su nombramiento como Commandeur des Arts et des Lettres de Francia, así como fue, desde 1974, Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas.
 
La última actuación de Montserrat Caballé en el Gran Teatre del Liceu fue el 3 de enero de 2012, actuando con la Orquesta y el Coro del Liceu y rodeada de amigos como Juan-Diego Flórez, Carlos Álvarez, Joan Pons, José Carreras y bajo la dirección de José C. Collado. Una actuación que Roger Alier de La Vanguardia tildó de un “acto histórico en el que el Liceu ha demostrado su aprecio por una de las piedras fundamentales de la casa: Montserrat Caballé”.
 
La salud de Caballé era precaria desde hacía unos años, pero este espíritu de superación se resistía. El ictus del 2012 o la anterior tumor cerebral benigno y las hernias hepigàstriques hicieron que, ya retirada de los escenarios, no ofreciera prácticamente conciertos. Su última actuación oficial fue en 2014, en el Festival de Música de Cambrils, junto a su hija Montserrat Martí, una soprano marcada por el signo de su madre y de una irregular carrera.


Fotos: Montserrat Caballé
 

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Aina Vega Rofes
Aina Vega i Rofes
Editora
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