Critica

‘Candide’ para celebrar el centenario Bernstein

07-10-2018

Los días 18 y 20 de octubre el Gran Teatre del Liceu acoge por primera vez la versión concierto de Candide, de Leonard Bernstein, en ocasión de su centenario (1918-1990). La escucharemos bajo la dirección de John DeMain y narración de Jordi Boixaderas.


Los días 18 y 20 de octubre el Gran Teatre del Liceu acoge por primera vez la versión concierto de Candide, de Leonard Bernstein, en ocasión de su centenario (1918-1990). La escucharemos bajo la dirección de John DeMain y narración de Jordi Boixaderas.

En 1759, la publicación de Candide, ou l’Optimisme convertía a Voltaire en el enemigo público número uno de la Iglesia Católica, lugar que probablemente todavía ocupa, porque con la novelita filosófica atacaba una de sus creencias fundamentales, la de la providencia divina. Dos siglos después, en 1956, Leonard Bernstein estrenaba en Broadway una opereta homónima con libreto de Lillian Hellman que no funcionó, según el New York Times, porque resultaba un texto excesivamente serio para una obra que quería recoger la ligereza y la aparente frivolidad del original. A partir del revival de 1973, con el texto de Hugh Wheeler, la obra se convertiría en una de las más conocidas de Bernstein, después de West Side Story.

“One finds that this is the best of all posible worlds”, el tema que el Dr. Pangloss y sus discípulos cantan al empezar el primer acto, articula temáticamente toda la obra. Lo explicaba el propio Bernstein al inicio del concierto de diciembre de 1989 en el Barbican Centre de Londres, en el frente de la London Symphony Orchestra, para que el rechazo a la idea de que este es el mejor de los mundos posibles, como sostenía el filósofo alemán G.W. Leibniz, fue el detonante de la obra de Voltaire, escrita cuatro años después del terremoto de Lisboa, una catástrofe que abriría un profundo debate filosófico y teológico toda Europa.

Recordemos: la mañana del día de Todos los Santos de 1755, un terremoto seguido de un tsunami destruyó Lisboa y provocó unos 90.000 muertos. Una violenta disputa atravesó los cenáculos intelectuales europeos, porque si el terremoto tenía una causa eficiente divina: porque arrasaba la capital de un reino tan católico y en un día tan señalado litúrgicamente?. Por lo tanto, el optimismo Leibniz quedaba refutado por la fuerza de los hechos, y como escribiría Adorno en 1961, “el terremoto de Lisboa sirvió para curar a Voltaire de la teodicea de Leibniz”. Las peripecias de Cándido tras la bella Cunegunda, atravesando guerras, calamidades telúricas y océanos, huyendo de la Inquisición y de los caníbales, perseguido por el ridículo optimismo de Pangloss, termina con el famoso “il faut cultivar notre jardín” (que en Bernstein es el número final: “Make our garden grow”), con la certeza de que el mundo es un lugar oscuro lleno de cretinos y que mejor no nos preocupemos demasiado.

El momento más esperado de la obra es, sin duda, el aria de Cunegunda “Glitter and be gay”, hacia el final del acto primero. Nacida en la mejor casa de Westfalia, debe cantar su deplorable desdicha que la ha llevado a arrastrarse por el barro (“Here am I, Unhappy chance, / Forced to bend my soul / To a sórdido role”), todo y que más abajo se consuela con la certeza de que “If I'M not pure, at least my jewels are!”. Para empezar, el tema pide que la intérprete pueda expresar la ambigüedad moral del mensaje, en la difícil frontera entre el pathos y la comicidad delirante, que algún crítico ha relacionado con la paranoia de la guerra fría y con un críptico autorreconocimiento público de la homosexualidad del compositor. Pero, sobre todo, es necesario que sea una sólida soprano lírica de coloratura, porque hacia la mitad del tema las exigencias de la balada, en dos bellísimos momentos, son comparables a las del aria de la Reina de la Noche.

Bernstein despliega sabiamente un maravilloso eclecticismo musical que produce una verdadera chef d'oeuvre, una celebración de la inteligencia y la sensibilidad, con elementos de Mahler y Kurt Weill, de Gilbert y Sullivan y Schönberg, de las tradiciones populares del jazz, el tango y el cabaret (de hecho, el film de Bob Fosse de 1972 es claramente deudor), con temas como “Oh happy we”, “Paris Waltz”, “Eldorado” o “The Venice Gavotte”, aparte de los ya reseñados, en una producción que podremos escuchar en el Liceu en versión concierto el jueves, 18 de octubre, y el sábado, 20, con ocasión del centenario del nacimiento de Leonard Bernstein (1818- 1990).

La dirección musical correrá a cargo de John De Main, y actuarán Kevin Burdette (Pangloss, Martin), Paul Appleby (Candide), Meghan Picerno (Cunegunda), Josep-Ramon Olivé (Maximilian, Capitán), Doris Soffel (Vieja Dama), Inés Moraleda (Paquette) y Chris Merrit (Gobernador, Vanderdendur), con Jordi Boixaderas como narrador y Conxita García a la dirección del coro.
 

Fotos: Leonard Bernstein

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